Mi marido no quería venir a Bután cuando le dije que quería pasar diez días en este país asiático. Prefería ir a Costa Rica después de una temporada de viajes frecuentes a Asia. Una vez allí, se alegró de haberme hecho caso. Bután es un país asiático bastante distinto a los países que lo rodean. No es tan budista como los otros países.
Fue un viaje diferente. Tuvimos que viajar con una agencia autorizada. En Bután controlan el turismo, no porque sean un país con una dictadura sino porque el gobierno está apostando por un turismo controlado. No quieren turismo de chancletas. Aún así no nos salió nada caro el viaje. Había que pagar 250 dólares al día. En ese precio iba incluido el alojamiento, las comidas y el transporte. Echas cuenta y ves que compensa.
Yo no quería hacer un viaje de templos. Tanto mi marido como servidora estábamos cansados de ver templos budistas en nuestros viajes a Asia. En esta ocasión sólo entramos en un templo que había al lado de un acantilado. Entraban otros compañeros de viaje y yo me animé a entrar porque tenía frío fuera.
Las ciudades de Bután son bonitas. Están a unos tres mil metros de altitud. Yo casi tenía mal de altura. Mi marido decía que era del mucho café que me dio por tomar en el hotel. Fuera de lo que fuera andaba mareada por las mañanas. Después de la comida, empezaba a ser yo.
Os recomiendo visitar Bután. El paisaje de este país asiático poco conocido me recordó mucho a Suiza. Parecía que andabas por los valles suizos, no por el Himalaya.
la gente también me llamó la atención. Iban todos y todas vestidos con trajes típicos. Se notaba que no estaban acostumbrados a ver extranjeros. Te miraban como si fueras un bicho raro. Seguro que cuando vayan más turistas, nos empiezan a ver más normales. En Bután, como os he dicho, controlan mucho el turismo, lo tienen muy ordenado, pero seguro que se les escapa de las manos el tema. Los billetitos de dólares enamoran a todos los gobiernos.
Lo que nunca olvidaré de Bután fue un vuelo paralelo a todos los Himalayas. Era una pasada. Si caía el avión, quedabas en un sitio de película. Sólo por el viaje en avión no descarto volver. Pero no será para hacer trekking por los valles como quería hacer mi santo. Será para disfrutar un país pintoresco.