Nos alojamos en el Hotel Helmántico en Villares de la Reina, Salamanca, porque mi marido quería quedarse en un hotel próximo a Salamanca y bien comunicado por carretera. Yo lo que quería era un hotel con parking amplio. Estoy cansada de los aparcamientos pequeños de muchos de los hoteles donde nos alojamos. El parking no me importa si viajamos sin coche, pero, cuando llevamos nuestro coche particular o uno alquilado, me fijo en que haya un parking donde te puedas mover con el coche.
El Hotel Helmántico en Villares de la Reina, Salamanca no es un hotel falto de ruidos. Oyes a los huéspedes de las habitaciones vecinas, los correteos de los niños por los pasillos, el trajín de las camareras de piso por la mañana. Pero esto no fue un problema para nosotros porque nos sirvió el ruido para no quedarnos dormidos. Sólo estuvimos un día. Por la mañana había que ponerse en camino.
El hotel necesita una remodelación. Se nota que sus dueños están en plan sacar dinero no en ofrecer un servicio agradable a los clientes. La pared de nuestra habitación tenía alguna grieta. Pero la cama era cómoda. Dormimos sin dolores de espalda. En cuanto a limpieza, no tengo queja. El persona de limpieza se afanaba en dejar todo como los chorros del oro.
Os recomiendo este hotel. No es más que un motel de carretera a precio barato. Es el hotel que necesitas cuando paras un día en un viaje más largo. La cena de este hotel es mejor que los desayunos. No es que te ofrezcan en el bar una carta con muchos platos, pero lo que tienen te gusta porque es cocina tradicional. El desayuno, en cambio, tira mucho de bollería industrial. Los yogures brillaban por su ausencia y la fruta estaba demasiado madura para mi gusto. Los zumos eran todos de cartón. Mi marido les pidió un zumo natural y le vinieron con un zumo servido en una copa que le supo a mi amor más a zumo Zumosol que a zumo de naranjas del campo.