El paseo marítimo de Bari es lo más parecido que he visto al Malecón de La Habana. Creo que el parecido tiene su explicación en que el puerto fue construido por los fascistas italianos imitando al Malecón cubano. Es decir, es un plagio total.
Plagio o no, Bari se ha convertido en una ciudad muy turística. Nosotros llegamos a Bari para tomar un crucero. Sólo estuvimos un día, pero fue tiempo suficiente para ver sus muchos edificios religiosos, comer en un restaurante, cenar en otro, ir de copas y visitar mis tan amadas tiendas. Mi marido tuvo la gran suerte de que no encontré nada que me gustara. Fueron visitas de entrar, probar y dejar. Yo como no encuentre trapitos que me gusten los dejo.
Hubiéramos necesitado estar más días para disfrutar Bari, sobre todo en lo que a su oferta cultural se refiere. fuimos a la basílica de San Nicolás, un templo que data del siglo XVIII. Dicen los curas que tienen en este templo las reliquias de San Nicolás. Yo no creo esas cosas. Todos tienen reliquias. Mi chico quiso entrar y contemplar aquello que decían que procedía de un santo llamado Nicolás. Nuestra siguiente parada fue la Catedral de San Sabino. Tiene un rosetón en la fachada que les debió dar un buen trabajo a los albañiles que lo hicieron. Me gustaron más que las fachadas de las iglesias las cerámicas que exponen en el Museo Arqueológico de Bari. Parecían vintage total. Me hubiera comprado unos cuantos platos y vasijas de aquellas si estuvieran a la venta. Hubieran quedado muy chulas como adornos en mi salón. ¿Y qué decir de los bronces? ¡Chulísimos! Se notaba que el bronce era bronce y no el latón que te venden en algunas tiendas de artesanía.
Os recomiendo visitar Bari. Yo no descarto volver. Quiero ir para un fin de semana largo. Estuve de pasada, como os dije, y me quedé con ganas de pasear con tiempo una ciudad italiana cada vez más conocida por el gran turismo. De Bari parten muchos cruceros. Parten o tienen parada.