Melbourne: una ciudad que fue capital de Australia

Acerca de:Melbourne [Victoria]
Ventajas:dichas
Desventajas:dichas
Cuando llegas a Melbourne comprendes por qué esta ciudad fue capital de Australia en el primer tercio del siglo XX: es una ciudad moderna, grande, llena de vida y de diversión. En Melbourne no me aburrí. Me lo pasé de cine haciendo compras mientras mi marido hacía negocios y ganaba dinero.

En Melbourne hay unos restaurantes magníficos. No echas de menos la comida de tu madre y de tu suegra porque encuentras restaurantes con una variedad gastronómica muy amplia. Nosotros encontramos un restaurante donde hacían hasta tortilla española bien hecha. Mi marido no se quejó de la comida, cosa que suele suceder cuando viajamos al extranjero. Mi santo si no tiene a su madre para hacerle sus delicias no es él.

Pude ver en Melbourne el puerto más grande de Australia. Impresionan los muelles, el bullicio, la gente,... Notas que se mueve el dinero en multitud de negocios relacionados con el mar y con el comercio marítimo. Yo no me imaginaba que en Australia hubiera tanta prosperidad como vi en la bonita Melbourne.

Nosotros llegamos a Melbourne en tren. Estábamos en Sidney y mi santo digo que iba a Melbourne con sus negocios y allá nos fuimos. Yo quería ir en avión. Sería lo lógico. Pero mi marido quiso ir en tren para ver toda la naturaleza salvaje y menos salvaje de Australia, un país tan grande como un continente. Menos mal que el tren era cómodo. En 11 horas de viaje tuve tiempo a dormir, a despertar, a echar de menos a mis hijas y hasta a acordarme de mi suegra por haber traído al mundo a un hombre tan rarito como el mío.

Os recomiendo visitar esta ciudad australiana que no es muy conocida en esta España nuestra. Te queda lejos, pero vale la pena ir aunque sólo sea para contemplar sus edificios de diseño. Lo que más me gustó fue su tranvía. Era un tranvía circular que te servía para tener una visión completa de la ciudad sin gastar dinero. Yo no me quería creer que fuera gratuito. Lo pasé tan bien en el tranvía que no quería hacer otro turismo. Mi marido se acercó a ver la catedral de estilo neogótico en tonos grises mientras yo iba directa al Melbourne Center, una centro comercial con casi 400 tiendas en sus veinte pisos, una auténtica ciudad de compras en la que me sentí la mujer más feliz del mundo.
Fecha:08:33:26 07/01/19
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Categorías:Viajes