Housell intenta descubrirnos una nueva forma de vender nuestras casas. Nada de comisiones, nada de exclusividad y un ahorro, nos dicen, de doce mil euros. Eso es lo que dicen. La realidad es que cobran comisiones como todas las inmobiliarias. Sino que se lo pregunten a mi cuñada. La pobre mujer se creyó que no cobraban comisiones y, cuando le vendieron el piso, se encontró con que le restaban el porcentaje correspondiente, todavía más alto que el de las inmobiliarias de la competencia. Housell hace muy bien su publicidad engañosa. Era mejor que dijeran que no dan duros a cuatro pesetas.
Lo único que hacen es lo que hacen todos: hacer unas fotos bonitas, ponerte el anuncio en los portales inmobiliarios, mandarte al cliente cuando alguien llama interesándose por tu inmueble. Y entonces hacen lo que no hacen los demás: decirte que serás tú quien lleve al cliente a hacer las visitas si no quieres que te cobren todavía más por sus escasos servicios. Para eso no los necesitas. Si no se encargan ellos de negociar con el cliente y llevarlo a ver tu casa, ¿para qué los contratas?...
No os recomiendo Housell. Es una empresa que hace un negocio descarado para ellos mismos. Pueden presumir de haber vendido el año pasado más de mil casas, que no es tanto vender. Las casas, igual que el resto de productos, se venden solos. Esas casas que vendieron también las hubieran vendido sus propietarios si hicieran ellos los anuncios en los portales inmobiliarios. A mi cuñada no le fueron de mucha ayuda. Querían hacerle ellos el papeleo, pero, como no le gustaba el notario que elegían, acabó eligiendo ella su notario con el visto bueno del comprador.
Es cierto que no te piden la exclusividad, pero ya se encargan de recordarte que están trabajando para ti con constantes llamadas y correos. Mi cuñada no hacía otra cosa que hablar con ellos. Ya pensábamos que se había liado con un agente inmobiliario.