Lo pasamos bien en el Hotel Al Sur en Águilas, Murcia. Mi marido quería ir a Marruecos, pero yo no tenía mucha gana de salir de España. Por eso elegí este hotel para pasar unos días. Tenía un poco idea de como era porque una amiga mía había estado por allí. Me contó maravillas del hotel. No mentía. Pude comprobar in situ que todo lo que me había contado mi amiga era cierto. Este hotel está en medio de un paisaje de palmeras y bungadillas precioso. Me recordó Marruecos.
Mi marido al siguiente día de haber llegado ya no quería marchar. Decía lo mismo: que el hotel recordaba edificios y paisajes de Marruecos, Turquía o del mismo Egipto, un país que le encanta a mi chico.
La comida en este hotel está a la altura del edificio y de sus jardines. Comimos los mejores tomates, unos quesos que te chupabas los dedos. El pesado estaba muy fresco. Fue un lujo poder comer una merluza que supiera a mar y no esas merluzas congeladas que muchas veces comes porque es lo que hay. Todos los platos estaban elaborados con un maravilloso aceite de oliva. Tenían también mejorana. Yo volvería al Hotel Al Sur en Águilas, Murcia, ahora mismo sólo por lo bien que se come en su restaurante.
No nos aburrimos en este hotel. Mi marido se apuntó a unas clases de buceo. No le hacen falta, pero, como yo no buceo, las clases le permitían bucear acompañado. También me dejaban a mí más tranquila porque sabía que mi chico iba acompañado por un profesor experto y tenía pocas probabilidades de acabar con su existencia debajo de las aguas. No quiero quedar viuda. También hizo mi chico unas excursiones a caballo con la niña mayor por el Parque Nacional de Cabo Lope. Yo y la niña pequeña no fuimos. Casi me moría de miedo dejándolos ir, pero, tuve que hacerlo. La niña grande quería ir y vi que había que dejarla experimentar lo incómodo que es sentarse sobre un caballo en movimiento.
A donde fuimos los tres juntos fue a la playa. El Hotel Al Sur en Águilas, Murcia, está cerca de las Playas de Calabardina.
Os recomiendo este hotel. No es un hotel lujoso, pero está bien situado para disfrutar la naturaleza en compañía de tu familia o de unos amigos. La única desventaja que le encontré fue la sencillez de las habitaciones. Deberían decorarlas algo mejor. Casi parecían habitaciones monacales. Me parecieron muy austeras con sus paredes decoradas con láminas enmarcadas estilo pensión, camas viejunas y colchas de otro tiempo. Nosotros teníamos una mesilla de noche que parecía sacada de la casa de una bisabuela de la aldea.