Mi chico pasó algún verano de su infancia en Ribadelago en Zamora, un pueblo que tiene su encanto. Me refiero al pueblo nuevo, al que construyeron después de la tragedia que acabó con las vidas de muchas personas en el Ribadelago antiguo, en el año 1959. Aún hoy se ven viejas casas y muchas lápidas con los nombres de las personas que murieron cuando se rompió la presa vieja.
Nosotros llevamos a las niñas a la playa del río. Es una playa con arena y sombrillas que alivian mucho las calores del verano. Mis hijas, acostumbradas a las playas de mar, decían que era una playa de mentira. Mi marido les explicó que muchos niños, sobre todo hace años, era la playa que podían disfrutar. No todos podían permitirse unas vacaciones en el mar.
El entorno del pueblo es precioso. Hay muchas montañas. Vimos mucha gente haciendo senderismo. Nosotros mismos nos animamos a dar unas caminadas por aquellos parajes verdes y silenciosos. Falta nos hacía andar después de haber comido en la casa de unos tíos de mi chico un arroz a la zamorana que os recomiendo tanto como el pueblo. El arroz a la zamorana es un arroz de toda la vida pero con carne de cerdo de caldo gallego. Está que te chupas los dedos. Yo anoté la receta para hacerlo en casa. Me sale casi tan bien como a la tía de mi chico.
Os recomiendo visitar Ribadelago en Zamora. La zona del Lago de Sanabria es la más turística. Ves tantos turistas y tanta gente local que no piensas en el triste pasado de este pueblo. Han estado muy acertadas las autoridades en pensar en el futuro adaptando un entorno natural precioso a los nuevos tiempos. Nosotros llevamos unos bocadillos para hacer una merienda en los merenderos que tienen por allí. Había muchas familias haciendo picnics. Diversión barata que diría mi madre.