¡¡Buena a todos!!
El día que decidimos ir a ver la localidad portuguesa de Marvão, ya echamos el día en Portugal y decidimos comer en un pueblo que está justo abajo, bajando de Marvão y que se llama Portagem. Entre algunos sitios que hay para comer decidimos comer en este restaurante, el restaurante Sever Rio.
CARACTERÍSTICAS
El restaurante Sever Rio se trata de un restaurante que pertenece a un hotel pero en el que también personas que no estén alojadas pueden comer o cenar en él. Se ubica en la localidad portuguesa de Portagem una localidad que se ubica a unos 15 kilómetros de la frontera con España, exactamente con la comunidad autónoma de Extremadura.
Ofrece a sus comensales una cocina alentejana además de familiar. Dispone de comedores interiores pero también una terraza exterior con numerosas mesas con vistas al río que pasa por la localidad, el río Sever, que da nombre al hotel.
MI EXPERIENCIA PERSONAL
Después de visitar Marvão, era hora de comer aunque allí en Portugal era una hora menos que en España, traíamos la hora del hambre de España. Llegamos sobre las 14:00 horas al restaurante y había un responsable de coger nombre y asignar mesas ya que éramos bastantes los que estábamos esperando para comer y absolutamente todas las mesas estaban ocupadas.
La verdad que la zona donde está la terraza es bastante acogedora. La terraza es bastante amplia, con numerosas mesas de 2, 4 y más personas preparadas con vistas al río que pasa por la localidad, el Sever. Además está bien preparada porque está debajo de numerosos chopos bajos que dan sombra, por lo que si sale un día de calor y de sol como nos salió, está bastante bien.
Nuestra impresión cuando estábamos esperando es que las raciones de los platos son más que contundentes y es que en general en Portugal se estila poner mucha comida en los platos.
No os exagero nada pero tuvimos que esperar más de 1 hora y media hasta que nos asignaron una mesa. En este aspecto tuvimos nuestro pequeño enfado y es que habiendo mesas para dos personas libres, el restaurante sentaba a esas dos personas en una mesa de cuatro y obligaba a los que estábamos esperando a seguir esperando más tiempo. No es muy normal este tipo de organización y se lo hicimos llegar al responsable, con su consiguiente enfado. Pero lo más normal es que a esos que son 2 personas les siente en la de dos y para los grupos que éramos más nos vaya sentando en las de 4 o más.
Dejando de lado este tema, ya nos sentó en una mesa del otro lado y daba un poco el sol por un lateral. A nosotros nos importaba más el sol por los niños pequeños y volvimos a quejarnos que en esa mesa nos daba el sol, otra vez volvió a enfadarse alegando que el sol en un rato se iba a ir y que ya no nos daría el sol pero el caso es que en ese momento nos lo estaba dando y queríamos comer a gusto. De mala gana movió una sombrilla grande que tenía.
Nada más empezar ya te dan por obligación pan, aceitunas y patés que aunque no los hayas pedido, más adelante te los cobran.
Para pedir pedimos para el niño mayor un filete con patatas y para nosotros un arroz a la marinera además de agua. Tardo bastante en llegar la comida y luego la atención por parte del personal se calmó un poco. El filete para el niño venía acompañado de patatas y un poco de ensalada y la ración era más que contundente. Las patatas fritas estaban buenas y es lo que se comió el niño porque el filete además de ser basto y grueso estaba bien duro. Incomible para un niño, me lo tuve que comer yo porque eso para él se hacía bola.
Llegó nuestro arroz de marisco. Era un pedazo de puchero que ahí podían comer hasta 8 personas y sobraba aunque en la carta decía que era para dos personas. Pero como os digo en Portugal son muy exagerados con la comida. Bajo mi punto de vista de sabor estaba bueno pero el arroz estaba bastante pasado. Para ser un arroz de marisco'''la verdad que estaba bien cargadito de todo. Venía con mejillones, bogavante, almejas y gambas y seguro que alguna otra cosa se me escapa.
Como era de esperar el arroz a la marinera sobró y mucho y existía la opción de llevárnoslo, pero es que no nos gustó mucho y lo dejamos ahí. De postres sí apatecía algo y pedimos una tarta de almendras y un flan de huevo. Nuevamente las proporciones eran exageradas. A mi personalmente me gustó más el flan de huevo, la verdad que estaba bien rico.
Al final nos salió todo esto que comimos, los postres, tres botellas de agua y cafés por 69,60 euros. Desde que pedimos la cuenta hasta que nos la trajeron también tardó lo suyo, y eso que acabamos de comer a las 18:00 horas hora portuguesa. ¡Una locura!
CONCLUSIÓN
Pues es un lugar muy bonito y tranquilo para comer o cenar, con buenas vistas al río pero la atención, organización, calidad de los platos y la rapidez deja un poco que desear. Es por ello que en esta ocasión no os lo recomiendo.
Un saludo a todos.