El Sillón GAMING D328 se ha convertido en un sillón muy utilizado por mi marido en casa. Se sienta en el sillón de juegos hasta para ver la televisión, convencido como está de que el sillón hace maravillas con su espalda gracias a la almohadilla que trae para la zona lumbar.
Para quien no hace maravillas es para servidora. Lo probé varias veces y todas las veces que mi trasero se sentó en su asiento se levantó dolorido. Lo noto duro como una piedra. El respaldo tampoco es para mí. La almohadilla de la zona lumbar se la tengo que quitar. Me agobia. Ni siquiera con el respaldo inclinado me resulta cómodo. No sería capaz de echarme una siesta con el respaldo bajado como hace mi chico ni que me pagaran la siesta.
No os lo recomiendo ni os lo dejo de recomendar. Lo mejor que puedo decir del Sillón GAMING D328 es que sale resistente. Lo han pensado para jugadores de videojuegos. Se nota que se han esforzado en hacerlo con que no lo rompan con tanto uso. Los ruedines corren por el suelo como si no supieran hacer otra cosa. Gira mejor que un tiovivo. Hasta resulta fácil regular la altura subiendo o bajando el asiento en función de la altura del que se sienta.
Tampoco me parece muy caro. A mi chico le costó 99 euros. No fue caro teniendo en cuenta lo mucho que lo usa. Tampoco es caro teniendo en cuenta el precio de los sillones normales. Pero debes probarlo antes de lanzarte a comprarlo. Puede que no te resulte cómodo. Yo no lo hubiera comprado ni por lo incómodo que me resulta ni por su color negro con toques azules que le dan un toque de asiento de piloto de líneas aéreas baratas. Casi hubiera sido más bonito todo negro, sin los toques azulones.