La provincia de Málaga tiene pueblos preciosos. Uno de mis pueblos favoritos es Frigiliana, en la comarca de la Axarquía. Es un pueblo con mucha Historia, que vas descubriendo según vas paseando por sus calles de casas blancas adornadas con flores y llegas a su castillo en ruinas.
En Frigiliana vivieron las tres culturas (judíos, musulmanes y cristianos) dejando su impronta en edificios que han vivido mejores tiempos. Por ejemplo, la antigua Casa del Apero, un granero del siglo XVI en el que han instalado la Oficina del Turismo.
Mi marido nos propuso hacer la ruta de los edificios emblemático para ver lo mejor de este bonito pueblo andaluz en un día.
Iniciamos nuestro recorrido en la plaza principal donde la fábrica de miel de caña Nuestra Señora del Carmen tiene todo el protagonismo. Llama la atención que esté construido con los mismos ladrillos que el Castillo de Lizar. Debía ser que era lo que había en material de construcción.
El castillo poco tiene que ver. Es una fortaleza musulmana de la que solo quedan ruinas tiradas. Una pena.
Mi esposo les explicó a nuestras niñas que la fábrica de la miel se construyó para ser el Palacio del Conde Manrique de Lara en el XVI, aunque ya hay constancia de su papel como instalaciones para elaborar la miel en el siglo XVIII. Los condes se habían ido a vivir a otro sitio.
Su fachada me recordó las casas palaciegas de Salamanca y Toledo. Cuenta con unos elaborados dibujos de la fachada. Fue una pena no poder verla por dentro. Es de propiedad privada y no puede visitarse más que un día al año. Tomamos nota. Habrá que ir el día del mes de abril que dejan pasar al público.
La fábrica sigue funcionando. Tienen unas máquinas del siglo XX que utilizan para procesar el azúcar que sale de los bancales de caña, cultivados dentro de la propia fábrica.
Seguimos nuestro camino hasta el edificio de los Reales Pósitos, en la calle Real. Nda que ver con el edificio de antaño. Lo han dividido en viviendas y en los bajos hay un bar. La estética de la fachada evidencia su pasado de almacén de granos.
Continuando caminando hacia arriba llegamos a Barribarto de Frigiliana, la zona más alta de este bonito pueblo andaluz, donde se conservan estilos morunos con estrechísimas y sinuosas calles de casas bien encaladas y callejones estrechos adornados de plantas floreadas. No puedes puedes perderte el mirador. Tiene unas vistas preciosas de los alrededores. Ves hasta el mar.
Os recomiendo visitar este pueblo blanco andaluz. Sus casas con ventanas y puertas pintadas de azul son casitas de postal. Conservan doce composiciones de azulejos que cuentan la historia de la Reconquista Cristiana y la resistencia árabe, con dibujos y poemas.
Las calles más bonitas de bonitas de Frigiliana son las que te hacen subir y bajar escaleras: El Zacatín y El Garral desde la calle Alta. Cuando eres del norte te hacen gracia las calles con tanta escalera. Las barreras arquitectónicas están muy presentes en estos pueblos andaluces tan pintorescos.
Si tienes ganas de ver mar in situ, te queda cerca. A diez kilómetros está el Mediterráneo. Frigiliana lo tiene todo. Yo me quedaría a vivir una temporada en una de sus casitas con mi familia en este pueblo con un castillo en ruinas.