La Pousada O Almacén en Cervo, Lugo, es una de las primeras casas rurales que hubo en Galicia. Yo estuve con mi marido y con las niñas y me defraudó un poco en el sentido de que me parecía más grande.
Es de esas casas que mirada por fuera te parece enorme y, una vez dentro, parece que encoje. Solo tiene siete habitaciones. Es pequeñísima.
Para mi marido fue perfecta porque le gustan las casas rurales pequeñas. Quiere estar como en familia. Estuvimos tan en familia que solo estábamos nosotros más una familia inglesa.
Cogimos dos habitaciones dobles para no tener estrecheces. No me parecieron tan grandes, sobre todo la que compartieron mis hijas. El resto de habitaciones estaban ocupadas. Tenía lleno total. Era Semana Santa y la gente buscaba en las casas rurales la desconexión del mundanal ruido.
En Cervo lo consigues. Solo hay silencio. Te asomabas a la ventana de la habitación y veías solamente naturaleza. Un campo silvestre rodea la casona, estando más cuidado en lo que son los alrededores próximos. Varios aperos de labranza en lo que es el corral te recuerdan que estás en la Galicia rural que trabaja, o trabajaba. Hoy en día se centran más en ganar dinero alquilando habitaciones que en ganarse el sustento cultivando los campos.
Os recomiendo la Pousada O Almacén en Cervo. Merece la pena ir por allí, sobre todo, si quieres conocer una de las primeras casas rurales de Galicia. También merece la pena ir si quieres comer bien. Hacen una caldeirada de merluza que te chupas los dedos. A mis hijas les gustó mucho una tarta de galletas.
El personal es muy amable. Te atienden sin agobiarte. Cuando estuvimos nosotros había un camarero tan amable que nos explicó que la posada estaba construida sobre un antiguo molino. De ahí el fresquito que notabas.
Lo que deben mejorar es la variedad de la carta. Se les queda corta. Elegir entre una merluza y un bonito a la plancha da la sensación más de estar en una casa particular que en el restaurante de una casa rural.
Cerca de la Pousada O Almacén de Cervo está la fábrica de Sargadelos. También queda por allí la Ruta corta dos Enamorados. Mi marido y yo la hicimos con unos amigos. Es de esas rutas bonitas que no cansa nada, lo cual se agradece.