La temática del libro, si bien puede servir de culturilla general de esa que nunca ocupa lugar, se trata más bien de un libro técnico, en el que su autora nos introduce en el mundo de los gestos, y nos muestra como estos son capaces de reforzar lo que estamos comunicando verbalmente, pero especialmente, nos versa sobre aquello que la boca no pronuncia, pero que el cuerpo, manos o cara, transmiten en un formato codificado, que es descifrable.
Por tanto, la autora nos muestra como los gestos están impregnados de sentimientos como pueden ser el amor, el miedo, la apatía, etc., que en unos casos serán intencionados, pero que en muchos otros los ponemos en práctica de forma inconscientemente, por lo que la autora llega a aseverar, que su importancia es mayor incluso que la palabra, algo que no termino de compartir al 100% puesto que los gestos no tienen porqué ser un fiel reflejo de lo que parece pretenden expresar.
En el aspecto práctico, debo deciros que se trata de un libro manejable, de pasta blanda y reducidas dimensiones y 272 páginas, que además es bastante barato, pues lo podéis encontrar por menos de 10 euros.
Como curiosidad está bien y no es de difícil lectura, pero no pretendáis encontrar recetas infalibles en este libro para expresaros con contundencia o para meteros pitonisos sobre los gestos del prójimo.