La historia comienza en la Provenza francesa donde un vulgar funcionario de correos, Phillippe Abrams (Kad Merad), intenta conseguir un traslado a la paradisíaca Costa Azul. Para ello, no duda en hacerse pasar por minusválido, consiguiendo que sus jefes le “castiguen” enviándole a Nord-Pas de Calais, concretamente a Bergues, cerca de Bélgica, un lugar del que los franceses piensan que es frío, inhóspito y habitado por unos franceses a los que no se entiende cuando hablan (de ahí el título original de la película “Bienvenu chez les Ch’tis”, nombre que reciben estos lugareños y que proviene de su acento del norte).A su llegada a Bergues, Phillippe conoce a sus nuevos compañeros de trabajo, entre ellos a Antoine Bailleul (Dany Boon), que se convirte en su gran amigo al tiempo que descubre que la vida allí no es tan terrible como esperaba. Más bien al contrario, el clima es agradable y la gente amable.
Phillippe es feliz en su nueva vida hasta que su mujer, Julie, decide trasladarse a vivir con él. Phillippe había hecho creer a su esposa que que su vida en el norte es desgraciada. Entonces los nuevos amigos de Phillippe, con Antoine a la cabeza, se ven obligados a escenificar todos y cada uno de los tópicos del norte para convencer a Julie de que debe regresar junto a su hijo al civilizado sur.
Éste es el tipo de película que debe verse en versión original, ya que si se ve en su versión doblada no se captará la mayor parte de los gags de la historia, debido a la imposibilidad de traducir todos los matices de la lengua ch’ti, que tantas situaciones jocosas y tantos despropósitos provocan en la cinta.
Bienvenidos al norte es una comedia “a la francesa”, que provoca sonrisas y carcajadas en varios momentos.
La parte más divertida de la película es justamente hacia el final, cuando la mujer de Phillipe se presenta en Bergues para quedarse. Son cinco minutos en los que los tópicos del norte de “la France” se encadenan sin dar tiempo a que el espectador respire: la gente es mal educada, sucia, habla mal, bebe sin control, etc… En definitiva, es un retrato divertidísimo de la Francia profunda.
Los actores están magníficos, con algunos diálogos memorables entre Kad Merad y Danny Boon.
El único problema que presenta esta película es su carácter eminentemente local, con referencias al estilo de vida de la gente del norte galo y en concreto a su lenguaje. Aun así, los prejuicios entre unas y otras regiones sí son un asunto extrapolable a otros países. La moraleja del film no puede ser más clara: Los prejuicios sobre un lugar no corresponden generalmente con la realidad.
Lo mejor: Es una historia sencilla y bien contada que no baja de tono en ningún momento y con un mensaje claro de optimismo muy necesario en los tiempos que corren.
Lo peor: El doblaje le hace perder parte de su atractivo.
No obstante, tanto si se ve en la preferible Versión Original como en su versión doblada, merece la pena. De notable alto para arriba.
Och la recomiendo, ¿echh? Pichulas!!!