El Restaurante Spott te da la bienvenida con unas grandes letras iluminadas en color rojo y sigue acogiéndote en rojo una vez dentro. Mucha luz roja para mi gusto, demasiada. Luz y plantas más una cocina a la vista de los comensales que se reparten en mesas de dos y cuatro plazas.
Te encuentras como en la casa de tu madre. El primer día que fuimos casi pensaba ver de un momento a otro a mi progenitora preparando la comida. Las plantas que crecían en macetas a lo largo y ancho del comedor eran muy parecidas a las del salón de la casa de mi madre. También había espejos en las paredes.
En cuanto al menú, no tengo queja. Nos sirvieron una ensalada, sushi para mi marido y una hamburguesa que traía una salsa de queso que casi consigue que me chupe los dedos en público. En otra ocasión opté por el atún a la brasa y casi repito plato de lo mucho que me gustó.
De postre tomamos los dos unas copas de mascarpone con frutos rojos.
Por menos de treinta euros comimos los dos. Nos salió muy bien de precio.
Os recomiendo este restaurante donde hay platos muy orientales, no falta la pasta italiana y puedes pedir una hamburguesa si es lo que te apetece. El personal es muy amable y está siempre atento a tus necesidades.