La Pensión Roquefer de Bilbao está en la calle Lotería, 2. Bonito nombre para una calle.
No es nada barata pese a ser una pensión. La noche nos salió por 50 euros cabeza. Cierto que la pensión ha sido reformada, pero aun así me pareció excesivo el precio.
Lo mejor es su ubicación. Está muy céntrica. Esto tiene la dificultad de que encontrar aparcamiento es tarea casi imposible. Por suerte dimos pronto con un parking privado.
Es una pensión demasiado familiar para mi gusto. No me gusta tanta cercanía por parte de los propietarios. Casi me sentí como si fuera alumna en un intercambio.
En nuestra habitación había televisión, dos camas individuales y un cuarto de baño. Menos mal que no tuvimos que compartirlo, como ocurre en otras pensiones que he tenido oportunidad de conocer y padecer.
A veinte minutos de caminata tienes el Guggenheim. La Catedral de Santiago está justo enfrente. Si no quieres andar, puedes desplazarte en autobús o en tu propio coche o bien en un taxi, que también son bastante caros en Bilbao.
La limpieza adecuada, los dueños amables hasta aburrir con su cercanía, el mobiliario nuevo y todavía oliendo casi a carpinteros la puertas.