Hace ya muchos años que visité este museo. La razón principal por la que no había ido antes era por la falta de coche propio y en cuanto mi novio tuvo, una de nuestras primeras excursiones fue de visita cultural al Museo Guggenheim.
Nos llevamos un pequeño chasco porque no somos grandes fans del arte moderno. Mas bien todo lo contrario y claro, las exposiciones de este museo son de arte moderno.
No se si os ha ocurrido alguna vez que sentís que los artistas se ríen del populacho que acude a ver sus obras. Yo me quedo contemplando supuestas obras de arte y lo único que siento es que menudo cuelgue el que lo compre. Es cierto que no soy una entendida en arte, y menos en el de este tipo, pero creo que hay mucha gente como yo, por lo que a esas personas les recomiendo que no paguen ni un euro por entrar a este museo.
También es cierto que parte del museo tiene exposiciones temporales que van cambiando con regularidad, pero a mí me da lo mismo. No me vuelven a ver el pelo allí dentro. Y realmente no va a ser por dinero pues creo recordar que la entrada no me pareció cara. No volveré por la pérdida de tiempo que supuso.
Lo que si que merece la pena y además es gratis es ver su exterior. El edificio es toda una obra de arte por si solo y rompe con la estética clásica de la zona en la que se ubica. Detrás del edificio está Deusto y la ría, lo que hace que el visitante se quede hipnotizado mirando todo el conjunto. Sólo por esa vista merece la pena acercarse hasta allí, aunque después, en vez de pagar la entrada, lo mejor es que os acerquéis al Casco Viejo a disfrutar de los tan nombrados pintxos de Bilbao.
Si, a pesar de mis recomendaciones queréis entrar, podéis acercaros en transporte público o bien dejar el coche en el aparcamiento del museo. Cuando yo estuve era gratis, pero han pasado mas de 10 años.