Guardo muy buen recuerdo de este restaurante al que me costó entrar varios días porque pasaba por la puerta, me daba muy buena impresión pero al verlo tan abarrotado no me atrevía a entrar.
Tras dar un paso por el centro de la ciudad y las calles peatonales que hay junto al restaurante de La Casa del Piyayo, una noche entré y cogimos sitio junto a la barra hasta que nos dieron paso a una mesa no muy bien situada, por la que pasaba mucha gente y el trasiego de los camareros era constante. Sin embargo, las mesas estaban distanciadas unas de otras, por lo que no había ningún problema de intimidad ni de que te sintieras incómodo porque otros escuchasen tus conversaciones.
Nada mas entrar recuerdo perfectamente la decoración del local que era muy marinera, y sobre todo el ambiente que había, donde había un bullicio constante y hasta había una tuna tarareando canciones muy conocidas. Quizá fue uno de los únicos aspectos en contra que le saqué al sitio porque era un poco difícil mantener una conversación porque a momentos no se escuchaba nada.
Por mi experiencia puedo decir que es un sitio que es muy recomendable para ir a cenar de tapas aunque también tienes la opción del menú. Las tapas eran grandes, variadas y muy sabrosas, todavía con ese sabor a mar que muchos restaurantes no lo ofrecen en sus productos. Sobre todo he de resaltar los mariscos y pescados que estaban exquisitos.
Respecto al precio, he de comentar que era todo bastante económico, una buena opción para todos los bolsillos y sobre todo una relación calidad/precio mas que valorable.
En cuanto a la limpieza me llevé buena impresión del local y de la manipulación de los alimentos y utensilios que realizaba el distinto personal que había en barra y sirviendo.
Por último, he decir que el servicio siempre utilizo un trato correcto, alegre, cordial y atento con nosotros, hecho que todavía hizo que saliéramos con mejor sabor de boca. Además, traían los platos con bastante rapidez y no te agobiaban.
Con toda seguridad, creo que es una de las mejores opciones para ir a comer de tapas en el centro de la ciudad.