El Hotel Costa Vella de Santiago de Compostela está en una calle peatonal en pleno casco histórico de Santiago. Es un hotel de reducidas dimensiones y pocas comodidades. Para empezar no tiene ascensor. Yo tuve que subir y bajar las escaleras hasta mi habitación ubicada en una segunda planta. Quedé molida.
Me consolé con las vistas que tenía desde mi cuarto. Las ventanas de mi habitación daban al jardín del hotel, un jardín muy cuidado y coqueto. El hotel estaba bine conservado. Tenía una galería preciosa. La fachada estaba recién pintada cuando estuve yo, todavía olía a pintura.
La habitación era bastante grande. Tenía dos camas más un sofá-cama en la galería. Las camas eran bastante cómodas, exceptuando el sofá-cama que encontré duro hasta para estar sentada. No me quiero imaginar lo que sería dormir una noche sobre él.
El desayuno lo sirven en un comedor con vistas al jardín que he citado. Era un desayuno del montón. Café, tostadas, zumos naturales de naranja y bollería de toda la vida.
Volviendo a las incomodidades del hotel. Además de la falta de ascensor, destacaría la falta de parking propio, pero puedes dejar tu automóvil en un parking que te hace un arreglo en el precio por un convenio que tiene con el hotel.