La Cigaleña es un restaurante con solera en Santander. Yo lo recuerdo de toda la vida, aunque casi nunca he estado allí ya que es un poco caro, aunque es caro debido a la calidad y a los productos que ofrece, no porque sea caro en sí mismo. Realmente tiene una excelente relación calidad precio, pero claro, la calidad se paga.
He estado una vez comiendo y varias veces tomando un vino y si lo comparamos con los establecimientos de la zona, no resulta caro en lo que a vinos se refiere ya que los precios son muy similares pero la calidad es infinitamente mejor, aparte de ponerte siempre tapas de calidad (las aceitunas que ponen están riquísimas!!) También hay pinchos variados en la barra, y tampoco son especialmente caros en comparación con el resto de hostelería de la zona.
Además, hay que destacar que el restaurante también es una especie de museo y es que exponen un montón de botellas antiguas que son verdaderas joyas, sobre todo para aquellos entendidos o los apasionados del vino.
Respecto al servicio, creo que es impecable, al igual que la cocina y la preparación de los platos. No tienen una carta excesivamente extensa, pero para mí fue más que suficiente. A mí me encanta la carne con lo que en un restaurante me suele bastar con que tengan solomillo, pero creo que este restaurante también hará las delicias de cualquiera que le prefiera el pescado y es que hay una pequeña vitrina en la que exponen los peces y, aunque a mí no me gusta mucho, consiguieron llamar mi atención por la pinta que tenían.
La ubicación del restaurante también es uno de sus puntos fuertes y es que está en plena zona de marcha, bastante cerca del centro de la ciudad y muy bien comunicado con el resto gracias al transporte público, así que resulta un buen lugar para tomarte algo o bien para comer o cenar algo más consistente, aunque eso sí, preparad la cartera, aunque os aseguro que disfrutaréis de los lindo.