El restaurante Molino de Palacios se encuentra en un lugar idílico. Cuando me llevaron al mismo me habían hablado muy bien de el pero yo pensaba que lo que decían era por la comida, ¡ qué equivocado estaba !, el entorno bien vale la visita y si encima puedes degustar una buena oferta gastronómica pues como se dice coloquialmente miel sobre hojuelas.
El restaurante se ubica en un viejo molino harinero del siglo XVI que ha sido rehabilitado para darle su actual función de restaurante.
De todo el restaurante lo que más me impactó, y seguro que a ti tambien lo hace, es uno de sus comedores que cuenta con una amplia cristalera a modo de suelo que permite observar el agua que antaño hacía funcionar el molino. A la hora de reservar solicita mesa en ese comedor, es un lugar espectacular.
Los dos materiales de construcción que predominan en el restaurante son la piedra y la madera aunque sus salones dejen entrever cierto aire de modernidad.
El restaurante cierra sis puertas las cenas de los domingos y los lunes. En sus comedores se pueden sentar hasta 150 comensales.
Y pasemos ahora a la oferta gastronómica, bien, ofrece una carta cuidada con sumo esmero a la que se van añadiendo platos de la cocina castellana. Al encontrarnos en la localidad vallisoletana de Peñafiel no es de extrañar que su plato estrella sea el lechazo asado en horno de leña. Para acompañar el delcvioso asado te recomiendo algunos de los vinos de la denominación de Ribera del Duero que ofrece, a un precio razonable, en su carta de vinos. Para terminar la comida no puede faltar la tarta de cuajada.
Una comida basada en buenos productos de la tierra elaborados con recetas tradicionales en una excelente ubicación y con un buen servicio profesional y cercano.
El precio medio de una comida a la carta, con vino, ronda los 35-40 euros por persona,. Una buena relación calidad-precio para una buena oferta gastronómica, nos vemos.