Es una de las mejores ceras de depilar que he encontrado en el mercado, aunque he de reconocer que no hay mucho donde elegir, es decir, que es de las mejores pero es que tampoco la he podido comparar con muchas. Aún así, estoy satisfecha con este producto, que llevo usando un montón de años, por obligación, eso si.
Una de las ceras que he usado venía en forma de perlitas, pero me gusta más esta. Tienen forma de disco, del tamaño de un disco de algodón pero bastante más grueso. Es muy cómodo porque puedes dosificar muy bien la cantidad que necesitas. Yo lo uso sólo para depilarme el labio superior y las cejas, así que no necesito mucha. Con un disco es suficiente, aunque suelo usar dos para que así me dure más y es que la cera se va estropeando de tanto calentarla y es que cada 10 días hay que usarla para estar bien, con lo que dos discos me suelen durar casi dos meses ya que a la cuarta o quinta vez que lo calientas ya se empieza a notar que no arranca tan bien los pelillos.
El modo de empleo es muy sencillo. Simplemente hay que coger los discos que quieras y echarlos en el recipiente que utilizas para calentar la cera. Yo suelo utilizar una lata de atún, de las pequeñitas, porque es metálica y así el calor se trasmite a todo el recipiente, derritiendo fácilmente la cera.
Lo que valoro en una cera depilatoria es que arranque bien el pelo, no que lo corte, y que no se agarre tanto a la piel que parezca que te llevas parte de ella con el tirón. La cera Marie Yvonne cumple perfectamente esas premisas, por lo que me parece ideal para que lo uso. Además, tiene un precio bastante aceptable. En el paquete vienen un montón de discos, lo menos 20, y apenas cuesta 3 euros.