Ante todo, los tampones son un gran avance en cuanto a la comodidad. Pero de todas las marcas... y yo me decanto por los de la marca propia del Carrefour. ¿Por qué? Por muchas razones:
LO QUE IMPORTA: el tampón en sí.
Dejemos a un lado la rugosidad, es muy suave. Primera prueba: al tacto y en uso. Conclusión: suave.
Dejemos a un lado el desmenuce, pues por mucho que lo maltrates el trenzado es tan bueno que ni haciéndolo a propósito se separa ni un poco del “algodón”. Segunda prueba: en seco, tiro y tiro. Ni se inmuta. En mojado será mejor, y allá voy al baño a empaparlo. Tiro, retiro y... ni por esas. Conclusión: por muy bruta que seas, no se te va a quedar nada dentro, seguro.
Pero... si tan fuerte es, ¿cómo lo saco? Al ir el cordón trenzado a lo largo de toda la parte absorbente es mucho más fácil de retirar, ya que la fuerza que haces en el cordón desde fuera se imprime en toda la longitud de la parte absorbente.
Se amolda perfectamente a tu cuerpo y por muy abundante que sea tu flujo no se "escurre" de él -me ha pasado con otras marcas-. Además, si tu flujo disminuye mientras lo llevas, no se convierte en algo seco y rasposo que luchas por retirar: se desliza fácilmente incluso cuando el flujo es casi inexistente. ¿Y en la playa o piscina? Pues no pasa nada, tampoco en la ducha. Eso sí, algo de agua sí que absorbe. Es tan poco que no se nota, pero a mi eso del cordón mojado... como que no. Así, mejor ponerlo después de la ducha, para que el cordón no humedezca la ropa interior.
Y hablando de ropa interior... ¿qué tal de manchas? Pues nada: antes de manchar, el principio del cordón se tiñe y ya te va avisando de que vas a tener que cambiarlo. Aún con el cordón completamente teñido, la absorción es muy buena e impide durante una hora o dos la mancha. Eso sí, si esto sucede -a todas nos pasa el estar tan ocupadas que nos olvidamos de cambiarlo alguna vez en su momento- hay que tener cuidado al retirarlo porque el flujo retenido nos puede dar una sorpresa y generar ahí la mancha si no nos colocamos otro enseguida. Lo mejor es hacer el cambio sobre el inodoro o tener un poco de papel higiénico a mano, por lo del goterón inesperado.
EL ALPLICADOR o la forma más higiénica.
Siempre elijo tampones con aplicador, porque es más fácil colocarlos y porque es más higiénico: si algo va dentro del cuerpo cuanto menos lo manoseemos mejor.
Es redondeado (más fácil de insertar) y de plástico, por lo que:
No se reblandece mientras lo utilizas, pegándose al tampón o simplemente convirtiéndolo en un tampón sin aplicador.
No se deshace y/o deforma al llevarlo en el bolso. Resiste admirablemente bien los golpes, sentarse encima e incluso los pisotones.
No resulta resbaladizo: no huirá al suelo ni demasiado adentro por muy manazas que seas. Y en relación con "demasiado adentro", el aplicador permite que se quede en el sitio adecuado: ni sobresale ni se incrusta (además, si eres tan despistada como para ponerte un tampón sin haber retirado el anterior, el cordón es lo suficientemente largo como para poder retirar ambos sin tener que "bucear" en busca del "pescadito" perdido).
Es compacto, por lo que no ocupa espacio en el bolso o, incluso, en un bolsillo.
FLUJO MEDIO o la adecuación de masas:
Aunque existen diferentes tamaños en relación con su absorción (mini, normal, súper y superplús) - y siempre es recomendable:
Iniciarse en su uso con los mini
Usar una absorción menor, aunque tengas que cambiarlos cada 5 horas en vez de cada ocho.
Hay la opción de comprar la caja de varios tamaños (por no tener que comprar tres cajas, una para cada etapa del ciclo). Pero yo directamente compro los de flujo medio y tengo unos cuantos de flujo mayor por si ese mes se me da por imitar la matanza de Texas. Porque al final, del paquete mixto siempre te falta el que necesitas y acabas almacenando montones del que menos usas.
De todas maneras, la opción regular puede emplearse para todo el ciclo menstrual si dependiendo del flujo vas variando el tiempo, por ejemplo (cada mujer es distinta y has de ver tu propio ritmo):
1ª etapa o inicio del ciclo: unas 5 horas;
2ª etapa: 6-7 horas;
3ª etapa o fin: 8 horas.
Son cómodos para dormir, y como la gravedad no actúa igual que estando de pie, aguantan un ciclo de sueño normal de 8 horas e incluso -y esto lo digo para tranquilizar a las dormilonas- uno de 12 horas sin ningún problema.
EL ENVASE o ¿y ese paquetito qué es?
El envoltorio, individual, es discreto, de fácil apertura pero seguro: si te caes entera en una fuente, lo único que se salvará de mojarse será tu tampón.
En la caja viene un folleto con instrucciones claras sobre cómo ha de colocarse y eso. Eso sí, no sé cómo hacen pero el papelito siempre está al fondo de la caja, aviso para navegantes principiantes. Porque es importante leerlo si es la primera vez que usas un tampón, pero luego ya es como siempre, como los preservativos.
La caja es de cartón reciclado y no se utilizan envoltorios innecesarios. Un punto al medioambiente. Tiene una pestaña para que mientras se te van acabando puedas volver a cerrarla cómodamente y no se te desparramen de forma caótica. Además, para cuando vayas a reciclar la caja vacía, se pliega muy fácilmente y ocupa un espacio muy discreto en tu basura. Eso sí, recordar que el aplicador y el envase individual van al reciclado del plástico.
El tampón usado puedes echarlo inodoro abajo, pero es mejor depositarlo en la basura orgánica.
EL PRECIO o el agujero del bolsillo:
Suele mantener un precio rondando los 2´50 euros, es mucha diferencia con las marcas más comerciales y paso de las filosofías de a qué huelen las nubes: ¡yo lo que necesito es un tampón! y barato a poder ser.
¿Y sale a cuenta? Pues sí, porque aún con una menstruación intensa y prolongada, nos da cobertura para un mínimo de dos meses en caso de gran uso. Un euro al mes, perfecto.
¿DESVENTAJAS? o el problema del mapa:
El único problema que le veo es que sólo se pueden comprar en el Carrefour. Yo tengo que coger un autobús, por lo que es un poco engorro y estoy pensando en hacer lo que recomienda Sheldon (de The Big Bang Theory): comprar de una tacada tampones para toda mi etapa fértil. En fín, que no: de tres en tres cajas ya me parece suficiente.
Y bueno, claro... que no son la marca chupi-mega-guay de la que puedas presumir. Claro, a ver si los sacan dorados, con luces y diamantes ya de paso. Yo, prefiero la buena relación calidad-precio y lucir otras cosas.
CONCLUSIÓN o mi recomendación:
Estando como estamos, mirar el bolsillo no está de más. Y tampoco es dejar la calidad por el precio: creo que es un buen producto a un buen precio. Y me da igual que no me regalen un foulard o que no lleven dibujitos ni olor a margaritas de la Polinesia. Lo que quiero es que cumplan con su servicio y que no haya desastres. Lo cumplen, los evitan: suficiente. Y que no me sangren la economía. Perfecto.