La primera vez que leí La Celestina lo hice por obligación académica. Tenía unos quince años y no me gustó en absoluto este libro calificado como una tragicomedia. Fue en segundas lecturas cuando me atrapó.
Nos cuenta los amores imposibles de Calisto y Melibea. Calisto se queda prendado de la bella joven nada más verla. ¿Cómo se le declara? Sus criados le acudir a una alcahueta que se llama Celestina. Así lo hacen. Celestina se la se las ingenia para hablar con Melibea y convencerla. Parece que el amor va a triunfar. Los dos jóvenes se aman.
Pero las cosas se tuercen. Cuando los criados de Calisto ven que su amo ha pagado los servicios de la Celestina con una cadena de oro deciden matar a la vieja. Las criadas de la Celestina, Elicia y Areúsa, piensan en vengarse. Creen que toda su desgracia se ha derivado de los amores entre Melibea y Calisto. Sus planes son matar a Calisto.
En esas están cuando el destino se impone. Calisto muere de manera accidental cuando resbala al intentar escalar una tapia. Melibea, al ver a su amor muerto, se tira por la ventana. Una tragedia. Sólo queda llorar. Es lo que hacen los padres de la joven.
La Celestina no tiene más de 200 páginas, pero es demasiado larga para ser resperesnetada en un teatro. Los diálogos son extensos y eso le resta ritmo narrativo. Sólo acelera la narración hacia el final del libro, cuando los acontecimientos se precipitan.
El texto tiene muchos cultismos, sobre todo los diálogos de los dos enamorados. El lenguaje empleado por los criados y las criadas-prostitutas de la vieja alcahueta es más vulgar. La vieja llena sus diálogos de frases profundas sobre temas serios. Habla como un manual de filosofía de andar por la vida.
Es un libro interesante. Un clásico de nuestra literatura.