Caramelo es una marca que me convenció más de lo que me convence. Ahora no noto sus prendas tan bien acabadas como hace años, cuando producían en España y no tenían la producción deslocalizada en países extranjeros donde les pagan una miseria por coser.
Aun así se siguen encontrando en esta marca cositas interesantes, sobre todo en moda para mujer. En faldas y vestidos siempre encuentro algo que me guste. Lo último que compré fue una falda corta por 49 euros. Es preciosa.
Mi marido suele comprar vaqueros de esta marca. Dice que le son cómodos. Lo que sí son es más discretos que otros pantalones para hombres. Vi hace unas semanas unos con un colorido que tiraban para atrás.
En cambio, en fulares para caballero son muy tradicionales. Tanto que incluso le puedes comprar bufandas a tu padre. No ofrecen en complementos masculinos nada innovador.
Respecto a los bolsos también nada de nada. Mi hermana compró uno multicolor en tonos pastel que no combinaba con nada.
La mayor desventaja de Caramelo siguen siendo sus precios. Como no compres en rebajas fundes la tarjeta. Por un top bonito te pueden calvar más de cien euros. La calidad te la cobran, lo malo es que esa calidad ha ido a menos en los últimos años. Ya no son lo que eran sus diseños.
¿Vale la pena seguir comprando? Pues sí porque siempre encuentras alguna ropa interesante para ir arreglada pero informal. Es una ropa que te vale para cualquier ocasión en la que no quieras ir en plan sofisticado.