Los catarros siempre fueron una constante en mi vida, sobre todo en el cambio de estación. Llega el invierno y catarro seguro. Lo mismo me pasa cuando la primavera empieza a despuntar. De ahí que tenga que recurrir a todo tipo de medicamentos para curármelos.
Entre estos medicamentos está el Disofrol, medicina que me ha sacado de más de un apuro, sobre todo si lo empiezo a tomar cuando noto los primeros síntomas del malestar característico de un proceso catarral.
A mí con estas grageas de Disofrol me ha ido bastante bien en unas ocasiones, en otras no han sido tan eficaces porque tenía el resfriado complicado con fiebre alta. Pero cuando la cosa es leve suele funcionar. Te tomas una gragea antes de acostarte con un poco de agua y por la mañana te levantas respirando mejor. Yo cuando veo que no me ha hecho el efecto esperado vuelvo a tomar otra al levantarme. En dos o tres días de tratamiento estoy nueva.
Las grageas te las puedes tomar con agua, leche o bien con la misma cena. A mí no me gusta mezclar las medicinas con la comida. Prefiero tomar una pastilla con agua, no camuflada en un yogur, por ejemplo.
Os recomiendo, pues, el Disofrol. Va muy bien para los resfriados comunes. Alivia la congestión nasal y te acaba con los estornudos en dos o tres días. Si no lo hace, es que tienes un resfriado más severo de lo que crees.
Te lo venden en todas las farmacias. Viene en cajas de doce grageas o pastillas. Yo no lo noto una medicina fuerte, pero, aun así, no debes pasarte de las dosis recomendadas.
A mí siempre me queda alguna pastilla tras haberme sacado de un catarro leve. En todo caso, no es difícil encontrar esta medicina, te la venden en todas las farmacias sin necesidad de receta médica. La caja de doce grageas cuesta 5,98 euros. No es ni muy cara ni muy barata.