Pasé de adorar el Jesús del Pozo In Black Eau de Toilette para Mujer a odiarlo a muerte. Ahora casi no lo uso. Puedo ponerlo alguna noche que salgo con mi pareja y vamos a estar muchas horas fuera porque es una fragancia con una perduración muy larga. Se te pega a la ropa, a la piel, al pelo... Tienes que ducharte para quitarte de encima su olor.
Lo empecé a comprar porque me fascinó su envase: un frasco de color negro con forma de esfera del mundo que cierra con un tapón de plástico transparente. Es totalmente original.
No es un perfume nada barato. Yo siempre compré el frasco de 100 ml y me costó la última vez 63 euros con oferta. En todo caso, sales mejor comprando el frasco de 100 ml que el de 50 ml.
Su aroma llama la atención. Es un extraño equilibrio entre lo frutal y lo floral con notas de vainilla y regaliz. Acabas oliendo a regaliz como si llevaras en el bolsillo los regalices de las niñas. Como dicen mis hijas, huelo a chuches cuando me lo pongo.
Nunca me lo he puesto de día. Para mí tiene un aroma de noche total; más de noche de invierno que de noche de verano. Tamo correcto para chicas muy jovencitas. Es un perfume para mujeres de más de treinta.
Mi madre también lo compra. Ella se lo pone a diario. Lo lleva hasta para ir al supermercado. Le llama la atención que le pregunten qué perfume lleva. No me extraña porque tiene un aroma con mucha personalidad, no huele parecido a ningún otro perfume.