Este disco fue publicado en 2011 y si no me equivoco mucho, paso sin pena ni gloria por el mercado y es que ninguno de sus singles fue un hit o al menos yo no lo recuerdo.
Si algo caracteriza a Alaska es que es fiel a sí misma en la mayoría de lo que hace -lo de la mayoría va por su reality con Mario Vaquerizo-. Su música es un fiel reflejo de esa manera de ser, bastante peculiar cuanto menos.
Este disco nos presenta 14 canciones con un estilo similar, música muy electrónica y una entonación muy plana, tanto que parece que desafine en muchas ocasiones. Creo que realmente quiere ese acabado.
No me parece que sea de sus mejores discos, aunque he de reconocer que no soy muy fanática de su música, mas que nada conozco las canciones que conocemos todos, las que suenan en la radio, que son las que tienen un poco de ritmo. Las canciones de este álbum destacan por sus letras pues son, como siempre, una declaración de intenciones, una protesta o una paranoia de la artista, pero son letras que no dejan indiferente. El problema es que no siempre es para bien.
Desde luego, no os lo recomiendo a menos que seáis incondicionales de la música electrónica plana y sin entonación. Y mucho menos si quieres algo que te levante el ánimo.
Hay algún corte mas movidito, más en el estilo a lo que estamos acostumbrados los que no somos fans, pero sólo por eso no merece la pena comprar el cd.