El Parador de Cádiz está a unos 500 metros de la Playa de la Caleta. No puedo decir que me gustara demasiado. Cuando llegamos me sorprendió tanta modernidad poco acogedora. Era igualito a un edificio de oficinas por fuera y por dentro.
Lo que más me gustó fueron las vistas al mar. Desde nuestra habitación había unas vistas fabulosas. Nos dieron una habitación grande decorada con el mismo estilo de oficina moderna del resto del Parador. Teníamos una terracita con su mesa y sillas. La cama era enorme. El colchón bastante cómodo. En la habitación predominaba el mismo color azul metalizado con mucho cristal del resto del complejo hotelero.
La playa te queda a un paso. Yo voy andando hasta la Playa de la Caleta. En unos cinco minutos me ponía allí. Nos dimos unas vacaciones de sol y playa. El único turismo que hicimos por la zona fue acercarnos hasta el castillo de San Sebastián.
El cuarto de baño tenía la misma modernidad que nuestra habitación y también era grande. Deteste las piletas desde que las vi. No me gustan las piletas tipo plato encima de un mueble de baño.
Todo estaba muy limpio. Tanto nuestra habitación como las estancias comunes estaban impolutas. El spa era grande. Yo poco lo frecuenté porque me pasé la mayor parte de los tres días que estuvimos en el Parador de Cádiz en la playa. Mi marido fue más a la piscina. Había una exterior enorme.
Para comer nos arreglamos en el Parador. El restaurante estaba muy bien. Casi todos los platos que servían eran de gastronomía local. Lo mismo puedo decir de las deliciosas tapas que preparaban en el bar.
Cuando estuvimos nosotros no estaba muy concurrido el Parador. Las hamacas que había donde la piscina llegaban y sobraban para todos. Fuimos solos, sin las niñas. El Parador de Cádiz es más adecuado para unas vacaciones en pareja que para ir con la familia. Mis niñas se hubieran aburrido allí.