La casa de Riverton de Kate Morton es una novela rosa a más no poder. Es de esas novelas que lees en una primera lectura y descartas segundas lecturas. Con una vez llega.
Nos lleva al verano de 1924. Durante una rutilante fiesta de la alta sociedad en la fabulosa Riverton Manor, un joven y prometedor poeta se mata y mata de pena a sus allegados. Desde ahí saltamos en el frío invierno de 1999. Grace Bradley, una anciana de noventa y ocho años que otrora fuera doncella en la famosa mansión de Riverton donde se mató el poeta, recibe la visita de una joven directora de cine que está rodando una película sobre aquel suicido tan inexplicable. Esa visita no es buena para la anciana porque le trae recuerdos que, durante décadas, la buena de Grace había intentado olvidar, incapaz de enfrentarse a ellos con valentía.
Con este culebrón la autora consiguió vender un montón de libros. Las historias rosas se venden muy bien a marujas y marujos. A mí me cansan. Estoy harta de muertes inexplicables en mansiones de ricachones. El poeta no te da ni pena. La anciana doncella tampoco me parece interesante. No me gustan las personas tristes.
No os recomiendo la novela, a no ser que quieras caer en una depresión con una trama más triste que un día sin dinero para ir al supermercado a comprar alimentos. Encima está llena de tópicos. Tenemos al poeta que se suicida. Casi cae de cajón. Un poeta se supone depresivo. También cae de cajón que se sospeche que el suicidio no ha sido tal. Y para acabar con los topicazos tenemos a la sirvienta de la gran mansión atormentada por sus recuerdos de aquellos días de fiestas y dramas que vivió en su juventud.