Como la mayoría de las grandes ciudades, Lisboa se organiza en barrios y unos de los más famosos es el Barrio Alto, que, como su nombre indica, está situado en una de las zonas altas de la ciudad y queda enfrentado a la Alfama, que es otro barrio que yo definiría como casco viejo.
Para acceder a este barrio hay que subir (de ahí su nombre). Lo más rápido es usar el elevador de Santa Justa, una de las atracciones turísticas en las que más colas encontrarás. Por no esperar nosotros subimos las sinuosas cuestas y las empinadas escaleras andando y merece la pena, porque las vistas de la Alfama desde su mirador son algo que todo el que visite Lisboa debe ver.
Además, se trata de una zona súper animada, que cuenta con multitud de restaurantes en los que comer la riquísima comida portuguesa con una decoración cuidada. Eso si, no es de las zonas más baratas de la ciudad, aunque Lisboa no es una ciudad cara en lo que a restauración se refiere.
Toda esa oferta gastronómica se completa con numerosos bares e incluso casas de fado. Hay muchísima animación en la calle, aunque a mi me pareció que hacía falta mas luz y menos agobio al turista por parte de los relaciones públicas de los locales. Que si quiero cenar o tomar algo ya lo decido yo tranquilamente!!