Mi marido reservó unos días en el Novotel St Kilda pensando que íbamos a encontrar un hotel exótico, pero no fue así. El único exotismo que había estaba en la fabulosa playa de Santa Kilda. Me sentí como en el paraíso paseando con mi santo y mis hijas. Era un arenal interminable, con aguas cristalinas y arenas limpísimas.
El hotel me pareció bastante del montón. La peor zona era la de la piscina. No tenía hamacas suficientes para todos los huéspedes. Me alegré de no haber llevado a mi suegra porque la madre de mi marido es de las que se pelean como leonas por una hamaca cutre al lado de la piscina. Yo paso. Además, la zona de la piscina no estaba nada limpia. La gente dejaba latas de bebida por doquier y el personal del hotel no recogía nada.
La habitación que nos dieron era grande, luminosa, con vistas a la playa. Me gustó la cama por su tamaño, pero no tanto por su colchón duro. La conexión wi fi funcionaba bien.
Del desayuno buffet tampoco tengo queja. Nos sirvieron mucha fruta. Notabas que estabas en Australia. A mi marido no le faltó su bacon y mis hijas tuvieron todos los yogures que se le antojaron. Fui yo la única de la familia que decidió hacer el desayuno más saludable a base de mucha fruta.
No nos aburrimos. Paseamos mucho, hasta el puerto, fuimos de tiendas, comimos siempre en restaurantes de las proximidades y de noche fuimos hasta una discoteca aprovechando que conseguimos una canguro de confianza para quedar con las niñas.
Os recomiendo este hotel si no buscáis un hotel exótico en Australia. Este hotel tiene la gran ventaja de tener una playa estupenda. Sólo por la playa vale la pena alojarse unos días. No esperes encontrar un cuatro estrellas al nivel de los hoteles cuatro estrellas de España. Es un poco cutre. Lo ves en los muebles, más usados que la escoba de mi suegra, y de la alfombra que había en nuestra habitación mejor no hablo. Les pedí que se la llevaran nada más verla.