Coímbra es una ciudad portuguesa situada entre Oporto y Lisboa, muy conocida por su universidad y por su riqueza cultural y monumental. Es por eso que en nuestro viaje en coche por Portugal decidimos hacer una parada allí, pero no lo recomiendo pues nos resultó agotador y nada sorprendente. Quizá fuera porque llevábamos varias horas de viaje, el calor o simplemente porque estábamos muy cansados, pero acabamos hartos de cuestas y aburridos de la ciudad.
Coímbra es muy importante desde el punto de vista académico, pero también muy turística por todo el patrimonio arquitectónico que alberga. Algunos de sus edificios históricos son Patrimonio de la Humanidad desde el 2013, pero eso a mi ya no me sorprende. Después de tanta capital europea y piedra con gran significado histórico yo lo que busco es algo que me sorprenda y, sobre todo, que me entretenga y Coímbra no lo hace. Es una ciudad muy bien conservada, muy limpia, pero a la que le falta vida: Le falta gente por la calle y le faltan terracitas.
Desde el punto de vista arquitectónico lo considero una joya. Muchas estructuras son de la época romana y se conservan maravillosamente. Destacaría por encima de todo la Universidad, formada por enormes edificios y amplias plazas. Allí nos pasamos la mayor parte del tiempo que estuvimos visitando la ciudad. Está situada en la parte alta de la ciudad, que era la zona destinada a los ricos. Desde allí se ve gran parte de la ciudad. Desde luego es uno de los sitios que mas merece la pena.
En la parte baja está el río, era la zona dedicada a los comerciantes y donde se asentó el barrio judío. Por esa zona hay más animación, mas negocios de restauración y por donde podéis encontrar más aparcamientos y es que la zona monumental es peatonal o sólo para residentes, una locura para el turista.
En resumen, no recomiendo visitar Coímbra si estáis de paso. Es una ciudad demasiado grande para recorrerla en 4 horas y quedar satisfecho. O bien hacéis noche para poder perderos sin reloj por toda su zona monumental y después reponer fuerzas en cualquier restaurante junto al río para luego atravesarlo y poder tener una visión de conjunto de toda la ciudad desde el otro lado, o pasad de Coímbra porque os parecerá decepcionante.