La Ruta de la Viñuela discurre por el Parque Nacional de Cabañeros, un sitio un poco dejado de la mano de Dios. No me gustó. Yo fui porque mi marido practica mucho senderismo y no es cuestión dejarlo solo. No vaya a ser que se me enamore de una caminante y se acabe mi dulce hogar con marido incluido. Por eso practico senderismo a mi manera.
En esta senda casi muero de miedo. Cuando vi sobre mi cabeza volando buitres negros dignos de una película de Hitchcock, me agarré al brazo de mi santo como a una tabla de salvación. Mis hijas no se asustaban mirando los vuelos intimidatorios de los buitres y las aguilas rurales sobre aquellos bosques mediterráneos que rodean el camino. Mi marido decía que había que ir en silencio para no asustar a los bichos. Eran ellos los que me asustaban a mí. Me callé porque gritar no solucionaba mi miedo. Con tanto silencio se acercaron los ciervos y hasta un jabalí pequeño se cruzó en nuestro camino.
El paisaje de la ruta es rural a más no poder. Yo diría que es más que rural, es selvático. Tiene pinceladas de ecosistemas de épocas prehistóricas. Hay ejemplares de vegetación de zonas de montaña alta, tal como te explican en los paneles que vas encontrando a lo largo de la ruta. Los abedules, tejos y árboles de otras zonas están presentes.
Cuando fuimos nosotros hacía bastante calor. Menos mal que encontramos laderas menos soleadas. Por la superficie plana te asabas. Yo tiraba de abanico para sobrevivir a mi caminata detrás de mi marido y de mis dos hijas. Mi santo se detenía delante de cada panel informativo. Son paneles donde te cuentan lo que te rodea. Son como un libro de geografía y botánica.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar esta ruta. El Parque Nacional de Cabañeros tiene otras rutas que se pueden hacer por libre. Son rutas seguras para las personas que no se orienten mucho. Tienen carteles indicadores y los paneles informativos de lo que os hablé. La Ruta de la Viñuela está entre Toledo y Ciudad Real.