Me gustó mucho el Grande Hotel de Paris donde pasé unos días con mi chico y con las niñas. La entrada es muy Belle Época. Lo mismo puedo decir de las restantes estancias del hotel, pero, la entrada, es ideal, muy señorial, con unas escaleras de palacio y unos dorados en las puertas que parece que entras en un palacio y no en un hotel de tres estrellas.
Yo le daría una estrella más a este hotel. Es cierto que los muebles de las habitaciones son antiguos, pero son casi de anticuario. Están bien cuidados, bien barnizados y no se les ve polillas. En nuestra habitación había dos camas: la de matrimonio y una auxiliar que compartieron mis niñas. La conexión wi fi era gratuita. Toda una ventaja. Hay hoteles en Portugal que sólo tienen conexión wi fi gratis en las estancias comunes. Yo siempre miro que haya conexión wi fi gratis en las habitaciones. Me niego a pagar un suplemento pr conectarme a Internet en mi habitación.
Estuvimos cómodos. Era un gusto despertarse por la mañana, asomarse al balcón y encontrar un jardín bien cuidado a tus pies. Creo que todas las habitaciones daban al jardín igual que la nuestra. Lo que no estaba nada bien era la insonorización. La última noche casi no pudimos conciliar el sueño por culpa de los vecinos gritones de la habitación de enfrente.
Pero volvería a este hotel sin pensarlo dos veces. Volvería sólo por el desayuno. Había unos pasteles portugueses tan ricos que me puse hasta arriba de dulce. Me sentí pecadora. Si llego a estar una semana entera alojada en el Grande Hotel de Paris, hubiera marchado con diez kilos de más. El desayuno a base de pastelitos portugueses era mi perdición.
Os lo recomiendo. El Grande Hotel de Paris parece un museo. Su ubicación también es muy buena. Sólo modificaría sus cuartos de baño. Los sanitarios son viejos. Por ejemplo, la pileta de nuestro cuarto de baño parecía de un aseo público. La bañera también se veía vieja.