Las sombras de ojos de Estée Lauder utilizan la tecnología True Vision, que acompaña a la mayoría de los productos de color de la firma, lo que se traduce en que el color que vemos en el producto es el color que vamos a conseguir en nuestra piel. Esto es cierto siempre y cuando trabajemos muy bien el producto en cuestión, y es que para conseguir la intensidad que vemos en la sombra que tenemos delante vamos a tener que aplicar bastante producto. Hay que cargar mucho el pincel para sombras de ojos y trabajar a tope la aplicación en el ojo para que esta sombra pigmente.
En mi caso esto no es una desventaja pues a mi me gustan los maquillajes muy ligeros. Mi sombra es en tono nude, con lo que no necesito aplicarla mas de una vez y es que lo que yo busco es un acabado color piel para ayudar a que el lápiz fije y que el color del párpado se vea uniforme, pero tengo otra que es azul y me las veo y me las deseo para conseguir un color medianamente intenso.
En resumen, que os recomiendo estas sombras sólo en tonos pastel. En su favor diré que la duración del poco pigmento que depositas es más que aceptable.
Lo peor es lo de siempre: El precio, 29€ por una sombra puede parecer excesivo, pero dura muchísimo.