¡¡Hola de nuevo!!
Ahora os quiero contar la experiencia vivida en el funicular que podemos encontrar en la ciudad de Budapest. Exactamente, en enero de 2006 es cuando nos decidimos a viajar a la capital húngara.
La primera mañana de nuestra estancia en la capital húngara, es cuando decidimos dar una vuelta por la ciudad para contemplar y fotografiar lo más atractivo y turístico de la ciudad. En nuestro caso, nuestro primer viaje por la ciudad de Budapest nos llevó hasta la Basílica de San Esteban y una vez allí nos decidimos a ver el famoso Puente de las Cadenas.
Bajo un cielo feo y gris y un frío que se te metía hasta los huesos, dimos nuestros primeros pasos por el Puente de las Cadenas contemplando las maravillosas vistas que desde él teníamos. Total que ya llegando al final del mismo, teníamos en frente otra parte de Budapest bastante elevada, a varios metros del Puente de las Cadenas y de repente vimos como una cabina amarilla que se movía entre esa pequeña montaña. ¿Qué es eso? Es un funicular. Ala, como mola. ¿Vamos?
Así que nos decidimos a ir hasta allí. En la parte más baja del mismo está la taquilla, una especie de cabina acristalada donde se venden las entradas que da acceso al funicular. No recuerdo el precio porque hace ya unos cuantos años de aquello, pero en general la ciudad de Budapest es muy barata. No había mucha gente en ese momento.
Deciros que el funicular tiene dos vagones, mientras uno baja el otro sube y así sucesivamente. De repente ya teníamos un funicular parado para nosotros, nos dio acceso al mismo y nos montamos junto con otra pareja. Aquello se puso en movimiento y empezamos a ascender por esa ladera muy poco a poco. El funicular tiene ventanas acristaladas a todos los lados y dentro del mismo hacía un poco más calor que en el exterior, pero tampoco demasiado. Por el interior está hecho de madera. Las vistas en los laterales no tiene nada, ya que es ladrillo, pero si miras para el fondo empiezas a ver como asciendes por los cielos de Budapest y se tienen unas vistas alucinantes.
Una vez arriba, las vistas son aun más preciosas. Se ven todos los edificios importantes de la ciudad elevados sobre las bajas casas de Budapest. Desde ahí se veía la Basílica de San Esteban, donde habíamos estado anteriormente, ¡que pasada de vistas!
Una vez arriba vimos que había un edificio importante detrás y tras recorrer esa zona, nos encontramos con el Bastión de los Pescadores, así que la funcionalidad de ese funicular es subir a la parte alta de Budapest y poder contemplar mejor el resto de la ciudad.
Me gustó mucho esta experiencia, lo encontramos de casualidad y al final la cosa salió redonda. Además es barato, con poca afluencia de gente donde no estuvimos que esperar nada de cola y bien diseñado.
Un saludo a todos.