Fui a Tallin con mi marido y me sorprendió encontrar una ciudad ultramoderna. Me llamó la atención porque Estonia es un país pequeño, de tamaño parecido al de los País Bajos, te lo imaginas un tanto atrasado porque estuvo bajo el dominio soviético muchos años. No es así, al menos en su capital. Estonia es una ciudad mucho más moderna que la mayoría de las ciudades españolas. Un gran mérito para un país de sólo 1.300.000 habitantes.
Las antiguas fábricas de Tallin fueron reconvertidas en despachos con decoración de diseño para las start up. Mi marido decía que le recordaba todo aquello Silicon Valley. Me contaron los socios de mi marido que en Estonia en sólo diez minutos creas una empresa. Es una pasada de país. Pequeño pero matón. Deberían tomar nota aquí en España los políticos.
Tallin se ve antigua en sus edificios del centro y moderna en su tecnología. En el centro proliferan las torres medievales y, hacia las afueras, aparecen edificios de estilo soviético. A mi chico le gustaba más la periferia. Yo tenía mis temores a la hora de transitar por calles lejos del centro de la ciudad, pero no había que tener tanto miedo. Tallin es una ciudad bastante segura.
Os recomiendo, pues, visitar la capital de Estonia, un pequeño país que cuenta con ciudades modernas, con una gran apuesta por la tecnología puntera, y un a zona rural más alejada de las nuevas tecnologías. No debes perderte la La catedral de Alejandro Nevski, un edificio que parece más un castillo de cuento de hadas que un templo religioso. Es una catedral ortodoxa. Este templo de estilo neorruso lo ves desde casi toda la ciudad porque está situado en la cima de una pequeña colina. Es una pena que no te dejen hacer fotos en su interior. Sólo puedes fotografiar la fachada. No es una catedral muy antigua. Tendrá poco más de cien años.