Cuando fuimos a Medellín por negocios de mi marido iba muerta de miedo. Medellín no es una ciudad que tenga buena fama. Mi marido, en cambio, iba muy tranquilo y estuvo tranquilísimo. Su único problema fue que nos dieran una habitación en el Plaza Granada Hotel Boutique que no tenía minibar. A mí me daba lo mismo el minibar. Siempre tomo bebidas del tiempo. Las bebidas frías me estropean la voz.
El Plaza Granada Hotel Boutique no es un hotel lujoso. Está limpio, pero ves que funcionan con poco personal, sobre todo en la cocina del restaurante. Nos quedamos sólo un día a comer en el restaurante del hotel. Fue suficiente para ver la cocina en vivo. Me ponía de los nervios ver el trajín a toda pastilla de dos cocineros que no daban abasto. Le dije a mi marido que mejor buscábamos otros restaurante. Les hacíamos un favor porque se ahorraban cocinar para dos personas menos.
Ahí no acababan las desventajas de este hotel de Medellín. La ropa de la cama se veía muy usada. Me vinieron ganas de recomendarles Zara Home. Necesitaban renovar las sábanas. Mi marido no se fija en estas cosas, pero yo sí. Me gusta dormir en sábanas que huelas a nuevo.
Lo mejor del Plaza Granada Hotel Boutique es su personal. Por eso os lo recomiendo. Es un gusto que siempre te traten con amabilidad y que tengan a todas horas una sonrisa para ti. Hicieron que me sintiera feliz y tranquila en una ciudad que me ocasionaba muchos temores antes de aterrizar en su aeropuerto. No es para tanto como dicen los medios de comunicación. Yo pasee por las calles de Medellín sin mucho miedo.
Nuestra habitación era de las menos ruidosas. Si tenías las ventanas cerradas apenas oías el ruido de los coches que pasaban por la avenida. El hotel está ubicado en una avenida con mucho tráfico.