El Ibis Bilbao Centro está situado en el centro de la ciudad, a sólo 10 minutos a pie del famoso Museo Guggenheim que todo el mundo quiere visitar. Nosotros elegimos este hotel justo por eso, porque queríamos hacer turismo de museos para que nuestras hijas vayan familiarizándose con lo mejor que hay en este país nuestro respecto a lo que a arte se refiere.
Es una pena que el hotel no esté mejor dirigido. Tienes que pedir de todo. Por ejemplo, las toallas te las dejan contadas. Me cansé de llamar a recepción pidiendo más toallas. Debían pensar que salíamos de la ducha secos. Otro problema fue el televisor. Mi marido lo quiere ver desde la cama. Era un poco difícil. El televisor estaba sobre lo que era el escritorio. Tuvo que ver el partido sentado en la cama. Yo tenía mis problemas también. El armario se llenó hasta los topes con los trajes y demás ropa de mi esposo. Tuve que dejar mi ropa en la maleta. Suelo hacerlo, pero no dejo toda la ropa.
Me contenté con una cama muy cómoda y con suficientes almohadas para escoger la que más me gustó. Tampoco había ruido, a no ser que abrieras la ventana. Lo que sí se oía era el cerrar y abrir de las puertas de las habitaciones vecinas. Tuvimos la mala suerte de tener vecinos de pasillo que daban portazos como si estuvieran enfadados con la vida.
Os recomiendo este hotel por su buena ubicación. Das un paseo corto y llegas al mejor museo del País Vasco. Tiene sus desventajas, pero el personal es bastante amable en general. Lo que hacen mal es por culpa de la dirección del hotel. Nosotros tuvimos la suerte de que nos arreglaron el aire acondicionado. Falta nos hacía porque el calor era bastante insoportable los días que pasamos en Bilbao. Este hotel está rodeado de restaurantes y bares donde se come bien a precio arreglado. Nosotros desayunamos todos los días fuera. Yo estoy un poco cansada de compartir desayuno con huéspedes de hoteles. Prefiero desayunar, comer y cenar fuera si el bolsillo lo permite.