Mi madre se fue de vacaciones a la Residencia de ancianos Ballesol Azalea en Sevilla. Suena fuerte, pero hay gente que lo hace. No ha sido una rareza de mi progenitora. De hecho, esta residencia ofrece estancias de vacaciones para gente mayor y menos mayor que quiere tener un médico a mano y una atención de personal de enfermería y cuidadores.
A mi madre no le quedaron ganas de volver. Dice que no es como un hotel. Yo creo que se vino abajo al verse rodeada de viejos y de viejas achacosos. Mi madre pensó que iba a un hotel lleno de turistas ingleses con ganas de fiesta. La gente que está en esta residencia no tiene ganas de mucha fiesta. No ves más que ancianos a las sombras de los árboles en el jardín, viejos que juegan a las cartas sin saber si ganan o si pierden y personitas con la cabeza perdida. No era el sitio que esperaba mi madre.
Lo mejor de la Residencia de ancianos Ballesol Azalea en Sevilla es el personal. Son muy profesionales e intentan animar a la gente mayor que ha perdido las esperanzas de divertirse. Ni siquiera lo intentan. Se limitan a comer, hacer sus necesidades y dormir. Esa no es vida. Tiene razón mi madre.
Yo creo que tanto esta residencia como otras residencias que hay a lo largo y ancho de nuestro país, la Residencia de ancianos Ballesol Azalea en Sevilla necesita una equipo de animación como los que hay en los hoteles de sol y playa. Le quitarían las penas a los viejos. Mi madre aguantó en esta residencia tres días. Había pagado una semana, pero no podía estar más tiempo. Nos llamó para que la fuéramos a buscar. La residencia de ancianos no era lo que ella se imaginaba. Mi chico decía que su suegra pensaba que iba para un hotel. No le faltaba razón. También la agobiaba mucho ver tanta bata blanca, tanto médico.