En Menorca hay calas preciosas. Una de ellas es la Cala Turqueta que descubrimos este verano. Íbamos con nuestro coche alquilado por las carreteras poco frecuentadas por los pueblos de esta isla de las Baleares y llegamos a una calita ideal.
La Cala Turqueta en Menorca tiene unas aguas azules de cuento que invitan a bañarse. Me sentí como la Eva del paraíso. Casi no eche de menos mis tardes de tiendas. Mi marido no lo creía. Siempre que nos alejamos de las ciudades se prepara para mis quejas. No fue el caso. En la Cala Turqueta me sentí en mi paraíso. Sólo eche de menos a mis hijas. Las había dejado en el hotel con su abuela porque querían asistir a la animación infantil de la tarde.
La playita de esta cala es mínima. Es una playa perfecta para una casa particular. Yo, de tener una casa en la playa, querría este tipo de playa pequeña, limpia y sin vecinos cerca. La playa está rodeada de árboles mediterráneos, de esos árboles que no crecen mucho en altura pero dan buenas sombras. Los acantilados son más bien de aldea. No son acantilados que metan mucho miedo. Aún así yo no me subí. Accedimos a la cala por un caminito de cabras que había y pasamos de subirnos a las rocas. Era peligroso. Tampoco necesitábamos escalar. Lo que yo quería era una playa en la que pudiera practicar el nudismo lejos de las miradas de los mirones.
Os recomiendo la Cala Turqueta en Menorca para pasar una tarde romántica. Mi marido decía que podía venir gente. No vino nadie. Estuvimos los dos juntitos y solos como en una isla desierta. Tanta soledad se explica porque no era temporada alta y tampoco hacía demasiado calor. De hecho, cuando marchamos empezó a llover de manera copiosa. Cuando hace buen tiempo la gente va en autobús. El acceso en coche está restringido.