La Iglesia de Santa María del Mar es un impresionante edificio ubicado en pleno centro de Barcelona, pero no tan fácil de encontrar como se supone. Hay lugares que se encuentran sin mapa, me explico: En ciudades con un amplio casco histórico, donde cada rinconcito tiene algo curioso que visitar, yo me dejo llevar. Vago sin rumbo, de calle en calle, y éstas tienen un algo que te lleva inexorablemente a los mismos lugares. No me digáis por que, pero todos acabamos en los mismos puntos, quizá por seguir las señales, quizá porque “todos los caminos llevan a Roma”.
Bueno, pues la primera vez que fui a Barcelona fue en un viaje de trabajo muy improvisado, así que no tuve tiempo de preparar el viaje, además de tener sólo una tarde para callejear por la ciudad, así que lo que hice fue partir desde Plaza Cataluña y comenzar a caminar hacia el mar por las Ramblas, para después callejear por el Barrio Gótico y todo lo que se entremezcla por allí. Sabía que la famosa “catedral del mar” estaba por allí, pero no fui capaz de encontrarla, tuve que conformarme con la catedral de Barcelona, que, por cierto, estaba en proceso de restauración.
Por tanto, en mi segunda visita, ya mucho mejor preparada, me armé con el plano dispuesta a encontrar la iglesia, y después de callejear mucho por fin la encontré y es que está algo escondida. Parece mentira que un edificio tan grande esté metido en un lugar al que se accede a través de callejuelas tan estrechas.
Como podréis suponer, el lugar es peatonal y no hay demasiado espacio para realizar buenas fotografías de su impresionante fachada principal, aunque con las cámaras de hoy en día, con gran angular, podemos llevarnos el recuerdo de su enorme rosetón enmarcado en las altas torres, un poco al estilo la catedral de Notre Dame, aunque con bastantes diferencias.
Para empezar, las torres laterales de la iglesia, aunque parecen igual de altas que las de la catedral parisina, son más redondeadas o hexagonales o por lo menos, desde fuera su planta no parece cuadrada, y están coronadas con curiosos penachos metálicos, a modo de antenas.
El rosetón que hay en el medio de la fachada es enorme, lo que permite que entre mucha luz en el interior del templo. Además a lo largo de toda la fachada se abren ventanas con arcos apuntados, que van a favorecer esa entrada de luz.
La puerta de entrada a la iglesia también merece una mención aparte. Su arco apuntado, con arquivoltas para darle profundidad, tiene numerosos detalles religiosos. Hay diversas esculturas de santos en la fachada y, aunque la iglesia no está reluciente, en su conjunto se puede decir que está muy bien conservada y bastante limpia, sobre todo teniendo en cuenta que está en una zona de Barcelona que no está tan cuidada como te puedes pensar.
La entrada es gratuita, así que tenéis que entrar para poder maravillaros con su grandioso interior. Su distribución y ausencia de un exceso de columnas te da una agradable sensación de amplitud. Me imagino que sea porque está construida de manera que su peso descansa en los muros exteriores, de ahí que no necesite demasiadas columnas, como ocurre con otros templos más antiguos.
En el interior podremos admirar las numerosas vidrieras correspondientes a los amplios y numerosos ventanales que adornaban sus fachadas.
Dentro también hay arcos de medio punto uniendo sus columnas hexagonales. Eso recuerda un poco al “bosque del interior de la Sagrada Familia”, aunque con mucha menos concentración de La Iglesia de Santa María del Mar es un impresionante edificio ubicado en pleno centro de Barcelona, pero no tan fácil de encontrar como se supone. Hay lugares que se encuentran sin mapa, me explico: En ciudades con un amplio casco histórico, donde cada rinconcito tiene algo curioso que visitar, yo me dejo llevar. Vago sin rumbo, de calle en calle, y éstas tienen un algo que te lleva inexorablemente a los mismos lugares. No me digáis por que, pero todos acabamos en los mismos puntos, quizá por seguir las señales, quizá porque “todos los caminos llevan a Roma”.
Bueno, pues la primera vez que fui a Barcelona fue en un viaje de trabajo muy improvisado, así que no tuve tiempo de preparar el viaje, además de tener sólo una tarde para callejear por la ciudad, así que lo que hice fue partir desde Plaza Cataluña y comenzar a caminar hacia el mar por las Ramblas, para después callejear por el Barrio Gótico y todo lo que se entremezcla por allí. Sabía que la famosa “catedral del mar” estaba por allí, pero no fui capaz de encontrarla, tuve que conformarme con la catedral de Barcelona, que, por cierto, estaba en proceso de restauración.
Por tanto, en mi segunda visita, ya mucho mejor preparada, me armé con el plano dispuesta a encontrar la iglesia, y después de callejear mucho por fin la encontré y es que está algo escondida. Parece mentira que un edificio tan grande esté metido en un lugar al que se accede a través de callejuelas tan estrechas.
Como podréis suponer, el lugar es peatonal y no hay demasiado espacio para realizar buenas fotografías de su impresionante fachada principal, aunque con las cámaras de hoy en día, con gran angular, podemos llevarnos el recuerdo de su enorme rosetón enmarcado en las altas torres, un poco al estilo la catedral de Notre Dame, aunque con bastantes diferencias.
Para empezar, las torres laterales de la iglesia, aunque parecen igual de altas que las de la catedral parisina, son más redondeadas o hexagonales o por lo menos, desde fuera su planta no parece cuadrada, y están coronadas con curiosos penachos metálicos, a modo de antenas.
El rosetón que hay en el medio de la fachada es enorme, lo que permite que entre mucha luz en el interior del templo. Además a lo largo de toda la fachada se abren ventanas con arcos apuntados, que van a favorecer esa entrada de luz.
La puerta de entrada a la iglesia también merece una mención aparte. Su arco apuntado, con arquivoltas para darle profundidad, tiene numerosos detalles religiosos. Hay diversas esculturas de santos en la fachada y, aunque la iglesia no está reluciente, en su conjunto se puede decir que está muy bien conservada y bastante limpia, sobre todo teniendo en cuenta que está en una zona de Barcelona que no está tan cuidada como te puedes pensar.
La entrada es gratuita, así que tenéis que entrar para poder maravillaros con su grandioso interior. Su distribución y ausencia de un exceso de columnas te da una agradable sensación de amplitud. Me imagino que sea porque está construida de manera que su peso descansa en los muros exteriores, de ahí que no necesite demasiadas columnas, como ocurre con otros templos más antiguos.
En el interior podremos admirar las numerosas vidrieras correspondientes a los amplios y numerosos ventanales que adornaban sus fachadas.
Dentro también hay arcos de medio punto uniendo sus columnas hexagonales. Eso recuerda un poco al “bosque del interior de la Sagrada Familia”, aunque con mucha menos concentración de columnas. Yo os digo que aquí no se ven demasiadas columnas, sino que está bastante despejado.
Otros detalles del interior son las tallas, los panes de oro o una de las capillas de los laterales, que hay que nombrar aparte por sus magníficos frescos con escenas religiosas.
En resumen, la Iglesia de Santa María del Mar merece una visita. Además, está ubicada en un lugar de paso obligado (con mapa, jaja) para el turista y su entrada es gratis. No hay excusa para no verla.columnas. Yo os digo que aquí no se ven demasiadas columnas, sino que está bastante despejado.
Otros detalles del interior son las tallas, los panes de oro o una de las capillas de los laterales, que hay que nombrar aparte por sus magníficos frescos con escenas religiosas.
En resumen, la Iglesia de Santa María del Mar merece una visita. Además, está ubicada en un lugar de paso obligado (con mapa, jaja) para el turista y su entrada es gratis. No hay excusa para no verla.