Siempre quise ir a Nueva Orleans en Estados Unidos y por fin pude cumplir mi deseo hace unas semanas. Organicé un viaje de chicas con unas amigas y compañeras de trabajo. Mi marido estaba de los nervios porque sabía que íbamos a recorrer la ciudad de punta a rabo. No quería que fuéramos a barrios peligrosos, en concreto, al barrio negro de Treme.
Por allí empezamos nuestro recorrido por esta fantástica ciudad mestiza por la que han pasado franceses, ingleses e irlandeses. Es una ciudad con muchas mansiones sureñas. Me gustaron mucho las fachadas de las casas pintadas en tonos pasteles. Todas las casas tenían balcones. Eran casas de postal. En el barrio negro de Treme y hacia Bywater vimos una ciudad cambiante. Una amiga que venía en el grupo había estado antes del Katrina y nos contó que por allí el vecindario era conflictivo. Tras el drama del Katrina se ha convertido el barrio en el hogar de los hipsters autóctonos y visitantes.
Nueva Orleans es la ciudad menos americana de Estados Unidos. Parece que estás en Europa. Es una ciudad con un pasado violento. Casi no lo crees paseando por sus calles, unas calles llenas de música y fiesta. Nueva Orleans es la cuna del jazz. Nosotras pudimos ver gente bailando en la calle y tocando instrumentos como si fuera un evento organizado.
Nos atrevimos a mezclarnos con la gente y a tomar unas copas en los clubs de Bourbon Street. allí es donde se concentra la juerga. De día preferimos perdernos por las angostas calles del barrio francés. Una de mis amigas se hizo muy amiga de un músico. Gracias a esta relación de amistad amorosa descubrimos que no todos los músicos que tocaban en las calles de Nueva Orleans eran aficionados. Los había profesionales. En Nueva Orleans hay muchos bares. Dicen que tiene más bares que cualquier otra ciudad de Estados Unidos.
Espero volver con mi marido. Me gustaría ir a su carnaval. Es apoteósico. Cada año organizan casi 150 festivales diferentes. Tienen festivales para todos los gustos. También hay comidas para todos los gustos. Nosotras saboreamos platos de cocina sureña en todas sus variedades. Bueno, en todas no porque había variedades casi infinitas. Bígamos que en bastantes. Pero ninguna versión era light. Yo me comí un bocadillo de ostras rebozadas que me encantó. Lo llamaban po´boy. Por tener tenían hasta paella. Era el jambalaya. Pero lo que me dejó el estómago para el arrastre fue el gumbo, un guiso cajún que lleva de todo: pollo, gambas, ostras, salchichas, conejo, pato...
Os recomiendo visitar Nueva Orleans en EEUU. Me gustó mucho el barrio de Warehouse District, una barrio que se ha puesto de moda y que ha abierto muchos hoteles.