El Agua termal de Avène nunca falta en mi tocador porque es un producto de belleza y cuidado de la piel de todo en uno. Te vale para hidratar la piel, para calmarla cuando regresas a tu casa después de un día de soy y playa, y es ideal para fijar el maquillaje. Yo noto que cuando me la aplico antes de la base de maquillaje me dura mucho más el maquillaje que me pongo, tanto sea recargado como más suave. Es, por tanto, el Agua termal de Avène sencillamente ideal.
También es bastante ideal su precio. Me costó el último frasco que compré 8,95 euros. No me parece cara dadas las ventajas que tiene. Hay productos para el cuidado de la piel mucho más caros que no le llegan a la suela del zapato a esta Agua termal de Avène. Por eso siempre vuelvo a ella tras probar lo que no vale la pena.
El Agua termal de Avène es un clásico. Mi madre la lleva usando desde hace años. Es más fiel a la Agua termal de Avène que servidora. A mí me gusta probar cosas nuevas en todo, también en belleza, sobre todo cuando los envases me llaman la atención. La Agua termal de Avène nunca la compraría por el envase. Me parece demasiado discreto. Es un spray de color blanco con aspecto casi medicinal. Demasiado anodino para mi gusto. Sería lo que le cambiaría al Agua termal de Avène: el envase. No me gusta que los productos de belleza me recuerden a una medicina. Por eso muchas veces tuneo el envase pegándole un papel de regalo o algo así que le dé vidilla.
El Agua termal de Avène no sólo me la estoy aplicando en el rostro. Me la pongo mucho en las piernas. Noto que la piel de mis piernas, sobre todo en la zona de las rodillas, necesita hidratación. Lo mismo me pasa en los codos. Debe ser cuestión de edad. Los años no perdonan. Como dice mi suegra, la vejez empieza a asomarse por codos y rodillas.