¡¡Buenas a todos!!
En esta ocasión me gustaría hablaros de uno de mis restaurantes favoritos de Vitoria, al cual hemos acudido y repetido en muchas ocasiones y siempre hemos salido muy agradecidos tanto por sus platos como por su trato. Os quiero hablar de mi experiencia en el restaurante L'Oliva.
UBICACIÓN
El restaurante L'Oliva en la actualidad se encuentra situado en la ciudad vasca de Vitoria, exactamente en el centro de la ciudad muy cerca de la Plaza Santa Bárbara y a poca distancia de El Corte Inglés.
Su ubicación exacta es en la calle Doce de Octubre, 1 y su horario es de martes a domingo de 13:00 a 16:00 horas, abriendo también los viernes y los sábados de 21:00 a 23:00 horas. Los lunes cierran por descanso semanal.
Anteriormente estaba situado en la calle Beato Tomás de Zumárraga mudándose a la actual calle, mejorando mucho su ubicación dentro de Vitoria ya que en la otra calle estaba más alejado del centro.
CARACTERÍSTICAS DEL RESTAURANTE
L'Oliva se trata de un restaurante especializado en cocina italiana. El local no se podría considerar grande pero estaba todo muy bien colocado y repartido. Nada más entrar, tenían como una especie de recibidor donde ya se podía apreciar la totalidad del restaurante.
En un lateral podíamos observar una pequeña barra que actuaba como recibidor y donde ellos mismos se dedicaban a preparar los cafés, las infusiones y tenían el resto del material.
Después del recibidor, se encontraban las mesas, éstas de madera blanca con las sillas de madera oscura pero combinadas con la mesa por la almohadilla de las mismas que era de tono blanquecino.
Cada una de ellas estaba adornada con un pequeño detalle que le daba un toque a las mesas. Hubo un tiempo que estaban adornadas con el logotipo del restaurante, una especie de fruto seco o planta con semillas que desconozco personalmente su nombre. Cuando llegó la primavera y la época del verano, la adornaron con una margarita de color amarilla recogida en una pequeña bombilla de florero, ¡¡pero que original!
Al final del local a mano izquierda tenían los baños y la cocina donde elaboraban los platos. Por otro lado, en un lateral del local tenían una pequeña sala con puerta que utilizaban para cenas de empresa u ocasiones especiales donde familiares querían comer o cenar de una forma más íntima.
La decoración del local, aunque sencilla, te invitaba a entrar. En las paredes había una serie de cuadros que si mal no recuerdo, un familiar o amigos de los dueños pintaba y ellos lo exponían allí a modo de venta. El techo era muy coqueto formado por láminas de madera brillante y al final del mismo como una especie de adorno como si hojas de olivo se tratara que daba vueltas según las corrientes de aire que le llegaran.
Los percheros para dejar la ropa nuevamente modernos guardando el diseño del local.
La carta que tenían no ofrecía gran variedad de platos pero no hacía falta que los ofreciera porque lo que había era lo justo y siempre había algo que te llamaba la atención para pedir. A su vez, solían ofrecer un menú entrando un entrante, un plato y postre con bebida que si mal no recuerdo costaba alrededor de 25 euros.
EXPERIENCIA PERSONAL
Como os he comentado al principio son muchas las veces que hemos ido a este restaurante y por lo tanto hemos repetido en muchas ocasiones, debido a su sabor de los platos y el trato recibido por parte de los dueños. Para que os hagáis una idea os hablaré de la última vez que fuimos y os hablaré de cada uno de sus platos, además de hablaros de todas las impresiones generales que he tenido desde que lo conocimos.
No recuerdo exactamente cuando fue el primer día que fuimos pero nos gustó tanto que volvimos a repetir unas cuantas veces. No os podéis llegar a hacer una idea de lo sabrosos que pueden estar sus platos y sobre todo del buen trato que hemos recibido siempre, cercano y amable.
La ubicación del restaurante y el cambio que hicieron del local pienso que fue más que acertado. La otra calle donde estaba ubicado estaba lejos del centro de Vitoria y eso le podía hacer perder clientes simplemente por no llegar a ver su presencia. Cuando se cambiaron al centro, aunque no estaba en una calle muy frecuentada de gente, sí que es cierto que es mejor zona y conocíamos a gente que sí lo conocían y que habían ido.
La decoración del local, aunque no tiene nada en particular es muy acertada. Tienen todo decorado con mucho mimo y no dejan ningún detalle suelto. El local en si no es muy grande, pero tienen las mesas justas para que no te llegue a agobiar la presencia de la mesa de al lado muy cerca de la tuya. Además había mesas de varios tipos, algunas preparadas para parejas y otras para grupos. También es una chorrada pero el simple hecho de adornar las mesas, con un pequeño detalle, les da un toque muy acogedor. El adorno de la bombilla con la flor amarilla me encantaba. A su vez, usaban unos salvamanteles muy modernos y bonitos, acorde con el restaurante.
Hablando de los platos, ya os he comentado antes que la carta no era muy amplia, no había mucho para elegir pero es que no hacía falta que fuera más grande porque lo que había te entraba por los ojos de tal forma que no echabas de menos más platos en su carta.
El menú que ofrecían también estaba muy bien, ya que ofrecían los platos de la carta repartidos en un menú pero nosotros particularmente preferíamos elegir platos aleatorios y compartir. Si uno de los comensales de una mesa prefería comer un plato, el otro no tenía por qué coger otro plato, podía elegir menú y viceversa.
La última vez que fuimos elegimos tres platos para compartir y un postre cada uno, además del respectivo pan italiano y un café, que éste se lo tomó mi pareja.
El primer plato que pedimos fueron una especie de crepes de verduritas que no podían estar más suaves y más buenos. Venían perfectamente emplatados, con su respectiva salsa y un adorno de plantas en un lateral, que no sé muy bien qué son. Fijaros que a mi no me gustan nada las verduras y es impensable que las coma normalmente y en estos crepes el sabor de las verduritas no puede ser mejor, no da a la boca sensación de comer verdura.
El segundo plato que nos trajeron lo hemos repetido todas las veces que hemos ido. Es un plato de pasta a los cuatro quesos. La pasta se llama cavatappi y es una especie como de pasta rizada. La cocción de la pasta era perfecta y la salsa con la que vienen bañados te hace rebañar hasta el tenedor.
Como plato novedoso probamos un risotto al radicchio que es un arroz con la salsa de una verdura morada. El arroz vistosamente hablando era digno de ser fotografiado por ser considerado un platazo. Nunca habíamos visto un risotto de ese color y con un olor tan peculiar. Aunque de todo lo que pedimos ese día, el risotto es lo que menos me gustó, que no quiero decir que estuviera malo ni mucho menos, el risotto nuevamente y al igual que el resto de los platos estaba buenísimo.
Llegó el momento de los postres. ¡Que placer al paladar! Mi pareja se pidió una crema de yogur que visualmente entraba por el ojo e incitaba a meter la cuchara para probarla. No os podéis hacer una idea del sabor tan bueno que tenía ese postre.
Por mi parte pedí un affogato que llamaban ellos que es una copa de chocolate caliente con bolas de helado de diferentes sabores y nata. El hecho de mezclar un chocolate caliente con unas bolas de helado que ellos mismos elaboran le da un sabor que se te iba la olla. Aquello no podía estar más bueno.
Mi pareja después de la comida le gusta pedir café y un día le aconsejó la propia dueña uno que ellos elaboraban. El café se llama macchiato que aunque personalmente no lo probé, mi pareja flipó con el mismo.
Después de todos estos platos el precio final con bebida, que pedimos agua y el pan fue de 48,40 euros. Después de todo lo comido, el sabor de todos sus platos, el mimo con el que preparan los platos y el trato recibido hace que no nos parezca nada caro. Y de hecho ya sabéis que hemos repetido en muchas ocasiones.
Comentaros a destacar, el trato de los dueños después de deleitaros con los platos que ofrecen que se te va la olla. Destaco este apartado porque es un restaurante que miman mucho el trato de sus clientes. La dueña aunque no se está acercando continuamente mesa por mesa para ver qué tal todo, se interesa al recoger los platos por cada persona y siempre se la veía entablando una conversación tan cercana que en muchas ocasiones sin quererlo, nos contaba la suya como si fuéramos su propia familia.
Un día fuimos con nuestro pequeño a disfrutar de este restaurante.
Nuestro pequeño no se lleva nada bien con la comida y le cuesta mucho probar cosas nuevas. Ese día le animamos a probar unos macarrones con tomate a ver si se animaba a probarlos pero sin éxito. Los dueños cada vez que pasaban por nuestra mesa le animaban a nuestro pequeñín a que al menos lo probara. Como os dije no hubo éxito, no probó absolutamente nada y tampoco apareció en la cuenta los macarrones de nuestro hijo, vamos que no nos lo cobraron. Un detalle espectacular porque se portaron con nosotros genial y no hablo del dinero solamente, hablo del trato a nuestro hijo.
Como aspecto negativo únicamente puedo decir que ya han cerrado. Después del sabor y el éxito de sus platos no es que han cerrado porque no obtenían ganancias. La dueña, con su trato tan cercano, fue informando a todos los clientes que el 19 de julio iban a cerrar e iban a emprender una nueva vida en Italia. Ella era la que servía las mesas y la pareja, de procedencia italiana, era el cocinero. Dice que ya llevaban muchos años con el negocio y les hacía muy esclavos y habían llegado a ese límite de la vida que querían vivir, probar cosas nuevas y sobre todo no tener su propio negocio, que si trabajaban que fuera para otros y ellos poder vivir la vida que querían. Tener hijos, tiempo libre y demás. Cosa totalmente entendible. Nosotros con una pena inmensa porque era nuestro restaurante favorito italiano de todo Vitoria.
Como habéis podido comprobar a lo largo de toda la opinión, este restaurante nos encanta. Abajo podéis ver las fotos de los últimos platos que pudimos degustar. Decidme de verdad que no se os hace la boca agua.
Un saludo a todos.