Nunca olvidaré mi estancia en Laponia. No quería ir porque es un país muy frío, con mucha nieve. Fui porque mi chico iba a pasar por allí dos semanas y no era cuestión de dejarlo solo tanto tiempo. La lejanía acaba con los matrimonios. Por eso me sumé a su viaje de negocios que acabó en un viaje de placer. Regresamos de Laponia más enamorados.
En Laponia aprendí a conducir una moto de nieve. Es mucho más fácil que conducir una moto de carretera. También es más segura. Si caes de la moto, caes sobre la nieve y no corres peligro de acabar con los huesos rotos. La nieve amortigua mucho las caídas.
Estuvimos en Rovaniemi. Allí nos sumamos al Safari de Santa Claus con los socios de mi chico. Nos llevaron a través de un río helado hasta una casita lapona donde había un viejo vestido de Santa Claus. Hicimos un rito en torno a una chimenea. Yo no quería hacerlo. Mi chico me convenció porque sus socios estaban convencidos de que aquello les iba a proporcionar 12 horas de buena suerte. La buena suerte fue para mi chico: cerró el negocio y ganó una pasta. Nos valió, pues, hacer el rito con aquel viejo disfrazado de Santa Claus.
Después de tanta Santa Claus nos fuimos para Kakslauttanen. Allí mi chico se animó a dirigir un trineo tirado pro perros husky. No creía que los canes le hicieran caso. Daba gusto como tiraban por el trineo bajo las órdenes de mi marido, un hombre que no tiene ninguna mano para los animales. Pasamos unas noches en un complejo de iglúes de hielo y cristal rodeados de pinos nevados. No sé ni como crecían los pinos. Debe ser que no les afecta la nieve.
Después de tanta ruralidad lapona, pudimos pasar unos días en Helsinki. Lo necesitaba. Pude ir de compras mientras mi chico casi se deja la existencia en una pista de patinaje sobre hielo para impresionar a sus socios. Le costó un día de hospital. Nunca me hace caso. Por lo menos le sirvió para olvidarse de las pistas de patinaje sobre hielo al aire libre que hay en Helsinki.
Os recomiendo visitar Lapona. Te lo pasarás bien, sobre todo si te gusta la nieve. No debes perderte la Casa de la Ópera en Helsinki. Cuando fuimos nosotros había un organista muy bueno.