La nieve no es lo mío. Cuando voy a esquiar voy más por el ambiente que hay que por el deporte en sí. Este invierno estuvimos por el Pirineo aragonés y nos alojamos en Llanos del Hospital en Benasque, Huesca, un hotel que está en un refugio de montaña. Tiene plazas como refugio de montaña y otras habitaciones de hotel.
Cuando llegas ves un edificio que parece antiguo. Lo fue en su día. El edificio anterior era del siglo XII. El actual es de los años posteriores a la Guerra Civil. Lo construyeron bien. Tiene una fachada al estilo del siglo XIX.
Las habitaciones son estilo rural invernal. Luces apagadas, colores marrones, vigas de madera en el techo, paredes agrestes, suelos de madera. Entras en la habitación y tienes la sensación de entrar en el cuarto perfecto para aguantar una tormenta temiendo el final del mundo. Yo me metí directamente en la cama. Mi marido pensaba que estaba enferma. Era la habitación. No me animaba nada.
Tampoco me animaba el paisaje nevado. Ni siquiera el ambiente montañero me dio mucha felicidad. Veía a los jóvenes y jóvenas sobrados de brío y pensaba en mi vejez prematura. Mi chico decía que los picos circundantes invitaban a recorrer el Pirineo aragonés entero. A mí sólo me invitaban a mirar el reloj y a pensar en la cena calentita y en que quedaba un día menos de nuestra estancia en la nieve con unos amigos de mi marido.
Pese a todo, os recomiendo el hotel. Llanos del Hospital en Benasque, Huesca gustó mucho a los socios de mi esposo. Quieren regresar este próximo invierno. No creo que puedan contar conmigo. Mi chico seguro que vuelve. Nunca deja escapar un negocio exitoso. El hotel es el sitio perfecto para vender a los aficionados del deporte blanco todo tipo de productos relacionados con el deporte blanco. En mi vida había visto tanta gente con ganas de deslizarse por las pistas nevadas.