Mi vida es otra desde que me subí al Tren African Explorer gracias a un generoso regalo de un cliente de mi marido. De tener que pagarlo yo, no tendría dinero para tanto lujo. Es sencillamente genial. Si puedes ir, no debes perder el tremendo safari que haces en tren. Es seguro, es cómodo y es inolvidable.
El tren tiene ocho cabinas. Vas cómodamente mirando el paisaje. Pasas por los Parques Nacionales más bonitos. Yo, cuando cruzamos el primero temí que el tren se parara por un fallo técnico y quedáramos a merced de los animales salvajes. Eso no pasa en el Tren African Explorer. Las averías son cosa del tren que va a Extremadura. Cuando llegamos al siguiente Parque Nacional ya iba tranquila. Disfrutaba como una loca de aquellas vistas de postal. Veías lo mejor de la Naturaleza en África. Parajes indomados por la modernidad, gente primitiva, lugares que parecían salidos de una película que recreara el Paleolítico.
Os recomiendo el Tren African Explorer. Es un tren privado a través del desierto de Namibia. Este tren con salida desde Ciudad del Cabo te da un recorrido que dura 15 días visitando Matjiesfontein y parques nacionales como Augrabies N.P., Cañón de Fish River, Kolmanskop, Naukluft N.P... Llegas a la Costa Atlántica, después vienen Swakopmund, Spitzkoppe, aparece el Parque Nacional de Etosha y, finalmente, llegas a Windhoek.
Mi chico sacó muchas fotos. Las cebras que se veían lo volvían loco. Se volvía un chiquillo. Yo le decía que eran de verdad. Pero casi dudé de que fueran salvajes. Me parecieron iguales a las de los circos. Lo mismo puedo decir de los elefantes. Vimos una pareja de elefantes con dos elefantes pequeñitos que no sé yo si no serían algo domésticos. Fue una pena que no parara el tren para poder acariciarlos.
Del tren me encantó el bar. Era muy british. Había gente que pedía té. Yo les pedí café y siempre tenían buen café. Mi chico pidió cerveza. La había sin alcohol.