Hicimos con mi suegra y con las niñas el Crucero Zen de la Felicidad. Mi suegra quería vivir la experiencia de tener un coach de la vida durante todo el crucero dando consejos de como ser feliz sin morir en el intento. Le cumplimos el deseo. El crucero no salía nada caro. Eran unos 700 euros por cabeza. en este precio no entraban las bebidas ni las excursiones de naviera. Hubo que pagar un extra. Pero, aún así, no salió caro el viaje. Teníamos régimen de pensión completa.
El barco era un barco recién estrenado. Esto me dio seguridad. Yo miro mucho los barcos. Si los veo viejos, o no subo o voy temblando. En este caso no temblé nada. Tampoco había mucho que temblar porque la travesía era por el Mediterráneo, un mar muy tranquilo. En total pasamos siete días y siete noches. Fueron días y noches inolvidables.
Con este crucero de Costa Smeralda salimos de Barcelona por la tarde. A la mañana siguiente despertamos en Palma de Mallorca. Allí pasamos el día. Mi suegra no se separaba del coach. Creía todo lo que le contaban. Nos dio unas clases de coach de la vida que nos dejó enamoradas a las dos. Se habían acabado los sufrimientos. Nunca más tendríamos depresiones y hasta nos llevaríamos bien. El día que pasamos a bordo con tanto coach y tanto coaching de la vida empecé a alegrarme por tener la suegra que tengo. Mi marido no lo creía. Mi pensamiento se había vuelto pensamiento positivo. Mi suegra hacía preguntas sobre inteligencia emocional a aquel hombre que tenía repuestas para todo. Yo me quedé en la inteligencia emocional. Al mindfulness y a las clases de yoga detox no me apunté. Mi santo se animó con las clases de respiración consciente, la meditación guiada y la clase de tao curativo hizo milagros con sus cervicales. Le pasó su dolor para el resto del año.
Os recomiendo, pues, el Crucero Zen de la Felicidad. Lo que no os recomiendo es llevar niños. Mis hijas se aburrieron mucho en el barco. Leyeron varios libros que tenía pendientes de lectura. El coaching no es para ellas. Todavía son muy jóvenes. Los adolescentes no saben lo que es la depresión porque todavía no han vivido lo suficiente. Ya lo sabrán. Entonces apreciarán el coaching tanto como lo aprecia mi suegra.
Al noveno día de Crucero estábamos de vuelta en Barcelona sanos y salvos. Habíamos visitado Palma de Mallorca, Civitavecchia en Roma, La Spezia en Florencia, Savona, Marsella. Es un crucero muy zen. Da mucha felicidad si crees todo lo que te cuenta el coach.