Tanto hablan de la España despoblada que a mi marido se le ha dado por visitar todos los pueblos de los que escapa la población. También en estos pueblos se hacen negocios. Hay pequeños emprendedores que montan su chiringuito en casa y van saliendo adelante. Muchos de ellos son ciudadanos y ciudadanas venidos de las grandes ciudades.
Tal es el caso de los dueños del Hotel Rivera del Duero en San Esteban de Gormaz, Soria, un hotel familiar regentado por gente de Madrid. Les va bien el hotel. Tampoco necesitan mucha clientela para llenar sus 25 habitaciones. El bar lo llenan con gente del pueblo que va a jugar a las cartas todos los días.
Nosotros estuvimos un fin de semana. Había muchos turistas rurales. Nos contaron en el bar del hotel que por la semana su clientela son trabajadores que se desplazan a hacer obras por la comarca. Pese a estar hasta los topes el hotel era muy tranquilo. Los turistas rurales meten menos bulla que los turistas de sol y playa.
El hotel está mejor por dentro que por fuera. Por fuera la fachada recuerda las fachadas de los pisos baratos. Dentro te encuentras una zona de recepción elegante y habitaciones que están a la altura de la recepción, algunas, y otras mucho más corrientes.
La nuestra se suponía que era de las mejores. Y lo era. Pero no me gustó que el jacuzzi estuviera al lado de la cama. Era mejor que lo hubieran metido en el cuarto de baño. Una necesita intimidad. El jacuzzi no deja de ser una bañera con burbujitas. No hace gracia que tu marido esté en la cama y que tú estés a remojo. Para mí la zona de dormitorio tiene que estar aparte de las bañeras. Me faltó un tabique.
Pese a todo os recomiendo el Hotel Rivera del Duero en San Esteban de Gormaz, Soria. Se come bien en su restaurante. Nos sirvieron un lechazo que nos chupamos los dedos. Hasta las niñas comieron lechazo sin protestar. Estaba tan rico que se olvidaron de las hamburguesas y de la pizza.
En el Hotel Rivera del Duero en San Esteban de Gormaz, Soria, no te cobran por cancelar la reserva. Todo un detalle. Son muy amables con los clientes. Te dan un trato muy familiar. Te sientes como en casa. A nosotros nos metieron una cama a mayores en la habitación para las niñas. Cabía perfectamente. Nuestra habitación era de las más grandes. Los suelos eran de tarima de madera.